viernes, 30 de marzo de 2012

STREETS OF LONDON


Las calles de Londres. Y los parques y los museos, y los pubs, la gente y el metro, y los autobuses de dos pisos y los taxis “despavoridos”, antes tan negros, ahora tan variopintos. El plano de la ciudad que se va descomponiendo mientras el capuccino, para llevar, se sobra y le va pintando ronchones. “¿Vamos bien al Covent Garden?”.

Las calles de Londres, las filas de colegiales en los museos (quizá el mundo no se acabe), los grupos de españoles en viaje de estudio (o de observación, ligue y tente tieso), el tráfico intenso, el mirar a la derecha o a la izquierda, por si acaso a ambos lados, los músicos callejeros organizando los espacios donde los claxons no suenan. La música que se peina entre la columna de Nelson y la cripta de Saint Martin in the fields.

Las calles de Londres, las tiendas, los comercios, oficinas, industrias del ocio, de la música o de la restauración, recovecos donde operan los españolitos que al mundo trajo Dios (y Zapatero, y Rajoy y tantos otros). Una de las dos Españas, o Europas, o Mundos, ha de helaros el corazón. El vuestro... o el de los vuestros.

Las calles de Londres. Y el Real Madrid que se la juega en la pantalla de un pub, “espera que nos acabemos la cerveza", la tele en el hotel, 24 horas cadena internacional, que escupe fuego y crujir de dientes mientras cuentan y recuentan los votos de Andalucía y Asturias. Preston, un señor, un caballero, un historiador también, que de la guerra civil, la de España, nos enseña a caminar por las calles de Dickens.

Las calles de Londres, el Támesis, como el Ebro, buscando ser eje y centro de la ciudad, una cita con la reina, mejor con Shakespeare, que tiene su busto y su bandera en un pub de Carnaby Street, emblema y arco de los 60 y 70.  “No puede ser”, pero es, el encuentro y el abrazo con Bernardo y Teresa. En Londres, en Carnaby Street.

En las calles de Londres, donde todo puede suceder, donde todo puede empezar, o acabar, donde la vida y el dolor, donde cada esquina es una historia, y cada historia una canción. Como esta que canta Ralp McTell.

Salud y buen paseo

















jueves, 22 de marzo de 2012

A LA HUELGA CIEN, A LA HUELGA MIL, A LA HUELGA MADRE, YO VOY TAMBIÉN

 
El día 29 de marzo del año 2012 yo tampoco iré a trabajar. Como no lo hice en todas las huelgas anteriores de nuestra democracia venida a menos, a mucho menos.
Con una diferencia, ciertamente. Que en este caso no me tocarán el bolsillo (digo ese día, que para el resto del año ya se está preparando bien nuestros amorosos y bienpensantes gobernantes de acá y de acullá para tocarnos no sólo el bolsillo sino todas las partes pudendas a manos llenas y “limpias”, que les gusta decir). Y no lo harán por la sencilla razón de que ni Méndez ni Toxo me consultaron la fecha del paro, y cuando se resolvió la incógnita, servidor ya tenía sus pasajes para el viaje y su día de fiesta y recogida a la vuelta del mismo. Y en esas estamos. Que tampoco es bueno que para defender los derechos de todos, uno vaya perdiendo los suyos por el camino.
Y en ese camino estaremos todos. Con huelga y manifestación. Y en ese camino, que ahora trataré de describir, estarán también los que no vayan.
Así que a todos os dejo el siguiente texto que bien pudiera ilustrar una estampita de la Divina Comedia, o quizá del Apocalipsis, por la parte de atrás. Y que marca la senda que volveremos a pisar. Porque lo que pretenden los que lo pretenden todo, no vamos a pararlo fácilmente. Y habrá que andar y más andar, correr quizá, y quién sabe qué más… No, agorero no, pesimista, bueno, ¡y qué quiere usté con la que va a seguir cayendo!. A continuación lo explico a mi manera, que coincide con la de mucha otra gente, aunque entre ellos no estén Rajoy ni Merkel, ni en su tiempo estuviera tampoco, que esto viene de lejos, el bueno de Zapatero.
Como el asunto es largo y cuitado, hoy no habrá poema, ni canción, salvo –en el recuerdo- aquellas de la camisa rota, el gallo rojo y a la huelga cien, a la huelga mil)

PERDÓNALES, SEÑOR, QUE NO SABEN LO QUE HACEN...
¿O SI?

Las cosas están mal, pero podían estar peor. De hecho, irán a peor, salvo que seamos capaces de enfrentarlas, sacrificarnos y... pasar a mejor vida.
Y el rebaño, una gran parte de la sociedad, vencida y desarmada, apostilla:
AAMENNNNN

EL VIENTO QUE SOPLABA DEL ESTE

Mientras el oso soviético se mantuvo de pie, incluso en cuclillas, el amigo americano hizo sus cuentas y prefirió compartir beneficios con los obreros del mundo entero medio unidos. Y así frente a las estanterías vacías de Bulgaria, lucía más la sirenita y su corte en Copenhague; en vez de los hospitales que se caían a pedazos en Eslovaquia, la seguridad social de Suecia atendía incluso a los inmigrantes; en vez de los monos azules para todos, pero para todos, de China, podías comprate, o no, unos vaqueros azules que también los llevaban todos, todos los que podían, que eran muchos en occidente porque los empresarios tenían claro que para ganar más tenían que producir más, o sea que alguien tenía que comprar. Y cuanto más mejor. De ahí el consumismo frente al comunismo.
Y delante del muro de Berlín pusieron una ventanita y te regalaban un pin con las barras y las estrellas. Claro que los de enfrente aún jugaban a veces al pin-pan-pun que hacía más daño todavía, según la parte alcanzada.
Y de este paisaje, y digámoslo de una vez, gracias también a la lucha de generaciones y generaciones, mucha y dura según lugares, surgió el Estado del Bienestar aceptado por los grandes empresarios, ofrecido por la socialdemocracia europea y bendecido por los mercaderes del templo de Wall Street, encabezados como se sabe por los hermanos Dow Jones y Dollar.
Pero los vientos soplaban tan fuertes que se llevaron muros y muretes, hoces y martillos (algunas por lo menos), espadones y padrecitos no-zares pero como-zares, y hasta Carrillo perdió a su amigo Ceausescu.
Y claro, una vez establecida la libertad y el libre mercado en los territorios soviéticos y sus aledaños, los amigos americanos y sus primos del Fondo Monetario se dijeron, basta ya de florituras, ahora no hay nada que demostrar, esta es la nuestra.
Y consiguieron que la Europa de los ciudadanos se quedara únicamente en un contubernio más de mercaderes. Mr. Dollar se la metió doblada a Don Euro y con la connivencia final del Banco Europeo y de tanto ilustre como inútil mandatario, en estos momentos, España es sólo un ejemplo, nos encontramos con una serie de medidas obligatorias para enfrentar (¿?) la crisis.

LA CRUDA REALIDAD 

Hay que acabar con el paro, recuperar el tejido industrial...
Bueno, pues empecemos abaratando el despido. Por si acaso. (Costará 20 días por año; se podrá despedir si descienden las ventas, que nos los beneficios, de la empresa; si las bajas acumuladas -por enfermedad por ejemplo- suman más de 9 días. No necesitarán autorización administrativa para lanzar un ERE. La decisión será del empresario, si el trabajador  reclama, tendrá que demostrar él la improcedencia del despido... Respecto al tejido industrial no hay nada como insuflar millones de euros a la Banca. Ellos sabrán que hacer con ellos y con los intereses que pagan y cobran. No cabe duda, en ello pondrán todo su interés...).
Hay que inspirar confianza en la sociedad.
Nada mejor para ello que meternos cada día una ración mayor de miedo escénico hasta el apocalipsis final. (Mientras, desaparecen los derechos del propio Estatuto de los Trabajadores; ahora se podrán modificar de forma unilateral por los empresarios, la jornada de trabajo, horarios, turnos, los salarios incluso, sin posibilidad de discusión... Se acaba la negociación colectiva que será sustituida por las decisiones, siempre unilaterales por parte de los empresarios o en su caso por los Decretos de los diferentes gobiernos. Hasta se vislumbra en el horizonte una reforma de la Ley de Huelga. De alguna manera, como se ha dicho, se acaba con los derechos reconocidos en la propia Constitución).

LA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN

Un líder sindical decía hace unos días, y se refería al Gobierno: “no saben lo que hacen”. O sí.
Si el paro alcanza los cinco millones y será de seis al acabar el año, o más. Si los bancos se preocupan más de sanear sus tripas que de facilitar crédito a las empresas. Si no se invierte, y el consumo desciende. Como ahora mismo, pero  de forma continuada. Entonces, o sea enseguida, la crisis, que es ya una recesión, lo será mucho más, cada vez más.
Menos producción, más paro, más recesión. Así todo el camino, hasta llegar al precipicio. Luego es más sencillo: cabeza abajo y vía libre...
¿Saben o no saben lo que hacen? ¿Es Grecia un experimento?: Tensamos las cuerdas, todas las cuerdas, se bajan sueldos, aumenta el despido, no se invierte, ni hay dinero para las empresas, echamos a funcionarios, al dantesco espectáculo sólo hay que añadir miles y miles de gentes desesperadas en la calle. El conflicto alcanza algunos grados de violencia. Mejor. No hay nada como enviar la fuerza pública para restaurar el “orden establecido”, habrá mucha gente que lo demande, “ya que no hay más remedio”, “es que la situación está mal”, “virgencita, virgencita que me quede por lo menos como hace 50 años”...
Resultado final: una sociedad como Dios manda, donde con su permiso, mandan los que deben mandar, los de siempre, con un alto grado de autoridad y autoritarismo, pero eso sí con elecciones libres, cada cuatro años como Dios manda, donde, con su permiso, el del Gobierno saliente, el del entrante y el de la policía que todo lo ve, mantendremos una sociedad troglodita pero con algunos coches por la calle y vacaciones en el pueblo de los suegros, que tampoco hace falta mucho más para dejarse vivir. Quien pueda vivir.
¿Y la sanidad? Para quien pueda pagarla y el resto a la beneficencia. ¿Y la educación? A ver, a ver, que a Harvard tampoco tiene que ir todo el mundo. Ni siquiera a Salamanca. ¿Y lo de la juventud divino tesoro?, todo un experimento para el siglo XXI, millones de chavales en la calle sin trabajo, ni titulación (al paso que vamos), sin futuro,  ni esperanza-

¡QUÉ EXAGERACIÓN!...

Vale, lo veremos en algunos años.
A no ser que se impongan las tesis de otra mucha gente que habla, por ejemplo, de:
Inversión pública (que algunos ya se han preocupado de recortar de forma incomprensible); reforma fiscal a fondo, especialmente para los que más tienen y menos pagan (al menos, y siempre, proporcionalmente hablando); control de las transacciones especulativas y de los depósitos en paraísos fiscales. Limitación por decreto de los beneficios insultantes de la banca y de las grandes corporaciones, y de los sueldos que se llevan incluso cuando dejan la nave hundida.
Y algo muy importante y muy difícil de lograr, ya lo sé: por una parte que los corruptos devuelvan lo que se llevaron. Y por la otra que se acabe con el derroche público de los gobiernos, el central, los autonómicos y municipales. Hablamos de prebendas injustas (de injusticia social evidente), de gabinetes fantasmas, hinchados, pesebristas y absolutamente innecesarios, de parques y parquecillos de automóviles, de obras faraónicas, de actividades estrambóticas... Hablamos de la nulidad social y política, por ejemplo, del Senado de la Nación, del que nunca se ha hecho una Cámara de las Regiones y que sólo sirve para releer leyes y decretos. No sirve, no nos sirve.

¿Y los partidos políticos? No me extraña que alguien prefiera quedarse con los de fútbol, porque... Habría mucha tela que cortar para un traje que, con permiso de Camps, empezó a tejer el pesoe para dejárselo a huevo al pepé, que está en lo suyo, aunque cuando quiere, y quiere mucho, siguen culpando de toda la crisis universal a Zapatero. Y todo esto con el aplauso entusiasmado de los de ciu (adónde vas Cataluña...), y algunos más.

Tarde o temprano, el 15 M sólo es el anuncio, los países de Europa, y no sólo los chavales, se revolverán contra  los mercaderes del templo. Ojalá sea de forma pacífica. Como por ejemplo, y con todas las diferencias que se quiera, ha hecho Islandia.

Salud. 

viernes, 16 de marzo de 2012

¿Y TÚ ME LO PREGUNTAS?

Ayer estuve en Arnedo. En un Taller de Poesía. Y fue bonito. (Empleo aquí la palabra bonito en su sentido latinoamericano; en otro caso debiera haber escrito entrañable y sublime al mismo tiempo).
No es el único lugar donde se reúne gente alrededor del fuego de la poesía o de la literatura más en general. Sin ir más lejos, el club de lectoras de Albelda se reinventa cada año, cada sesión, en este caso siempre con un invitado que ha escrito novelas, poesía, ensayos o simplemente artículos. Una experiencia igualmente esplendorosa, gratificante para el invitado, enriquecedora para todos. A sus organizadoras y componentes, desde este blog de los hermanos Marx -por lo que cabe dentro- mi recuerdo y homenaje.

Y habrá otros parnasos repartidos por la geografía riojana, incluso logroñesa, qué hacer. Pero andaba ayer por los “senderos” de Arnedo, que uno no puede olvidar sus primeros pasos por la ciudad que ya en aquellos tiempos se postulaba como capital del calzado (tan importante para el hecho de andar, sendear o pasear, véase lo sutil de la referencia, que en el caso de Sendero llegaría también a lo que fue templo no sólo de la música y después del deporte, sino sobre todo de la solidaridad y compromiso de la juventud arnedana. Yo lo viví. Y bien que lo recuerdo).
Pues, como decía, estuve en Arnedo. De la mano del profe del Taller, Diego Marín, que entre otras virtudes mantiene la de ser mi editor a través de los tiempos, y de la de un grupo de hombres, y sobre todo mujeres, que habían aceptado el compromiso de leerse mi libro de poesía titulado “Antes de que suene el primer vals” (Lo digo así, con título y todo, por si alguien de los lectores de este blog quiere buscarlo en alguna librería antes de que se acabe, o de que me den el nóbel de química y se ponga por las nubes. Ya veis. No hay nada como una buena campaña publicitaria. Como diría Francisco Umbral, estamos aquí para hablar de mi libro o qué...).
Bueno, no cuento todos los detalles, sólo el clima, que pasaba con enorme facilidad del humor a la emoción, de la trascendencia a la complicidad, de la poesía a la canción y viceversa. Todo el mundo leyó algún poema y no faltó quien lo entonó.
Me quedé con las ganas de escuchar también sus poemas, que escriben, como hacemos todos, en ordenadores, cuadernos o servilletas de cafetería, con el corazón y las manos, con rima o sin ella, sea consonante, o asonante, o las dos cosas a un tiempo. Como mandan los cánones, no tanto del academicismo literario sino de la voluntad soberana de expresarse como uno quiere, y sabe. (Y en este terreno del saber no es malo que anden, de nuevo el sendero, en un taller literario).
Evidentemente a mis amigos y amigas de Arnedo (algunos ya lo eran desde antes, los demás lógicamente desde ayer, ¿o no es suficiente para ello conocerse página a página tras la lectura de un libro, más si de un poemario se trata?) no hace falta animarles a que escriban. Ya lo hacen. A todos los demás, a todos los que habéis llegado hasta aquí, sí lo hago. Si leer es volver a vivir, escribir es vivir, para uno mismo seguro y puede que para otros también.
(Bueno, tengo que decir que ya sé que algunos de los que se acercan a este blog escriben, escriben mucho  y bien. Me honra saber que entre ellos hay personas, con mayor o menor curriculum literario, envidiable en ocasiones, que son novelistas, otros historiadores, poetas por supuesto, articulistas y ensayistas. Qué maravilla. La vida misma sobre un papel).

En fin, que ayer en Arnedo no hizo falta preguntar. ¿Qué es poesía?
Salud y un poema para terminar. Y seguir escribiendor.

            ALGUIEN DEBIERA CONTARLO

            Podemos pintarle al paisaje
presagios y esperanzas,
afectos y tristezas.
Teñirlo de entusiasmo,
de añoranza tal vez.

Podemos darle un toque kisch
o postmoderno,
hacer que las imágenes hablen
sin palabras,
o traducirlo todo
al inglés.
Añadirle guirnaldas, vides retorcidas;
un Olimpo por aquí,
un Parnaso por allá;
maquillar el telón,
que no se note que está usado.
Multiplicar las distancias
suprimir los espacios reservados,
que retoce a sus anchas por el parque
el libre albedrío.
Introducir a los extras,
los héroes de la función
(unos camino de Itaca,
otros en el frente de Gandesa,
aquellos que vayan tomando la Bastilla,
el resto de relleno a la Crucifixión).

                                   Podemos seguir pintando
o borrarlo todo de un brochazo
y volver a empezar.
De nuevo claroscuros,
ausencias y despojos.
De nuevo un hombre se interroga,
se angustia, se ríe,
salta y grita,
llora y patalea,
mata, muere
y resucita…

Alguien debiera contarlo

viernes, 9 de marzo de 2012

2046

LOGROÑO 1936. DOS MIL HISTORIAS POR CONTAR
Tenía que contar una historia sobre el Logroño de 1936. Podía elegir, además, entre Logroño capital, o la entonces provincia de Logroño. Perfecto. Resulta que ya vengo trabajando en ese tema, la guerra civil y la represión en La Rioja, desde hace más de cuatro años. Sin esperar ni atender a que justamente en este año 2006, se cumpla el 75 aniversario de la proclamación de la República y el 70 del comienzo de la Guerra Civil, lo que ha significado una riada de libros, documentales, charlas y programas relativos al evento. Una avalancha informativa que, en mi opinión, y conviene decirlo de antemano, merece una cordial bienvenida. No todos los sarampiones son malos. Ni, por supuesto, todo lo publicado tiene el mismo valor.
Hablaba de mi trabajo entre familiares, testimonios, documentos, fotografías, recuerdos, sentimientos… Todo eso, me facilitaba el acceso a esta parte reciente, pero callada, en algunos casos desconocida y muchas veces olvidada, de nuestra historia. Pero por otra tenía un problema. ¿Qué puedo contar? ¿Cuál de las dos mil biografías y otras tantas situaciones puedo elegir? ¿La historia de los asesinados en la Beneficencia? ¿Los muertos en Ygay?  ¿O en el Serradero? ¿La crónica de los primeros días del Alzamiento en Logroño (con la llegada de García Escámez, los requetés navarros, la “resistencia” en Tabacalera, los muertos en la calle)? ¿Cómo es la vida en las cárceles habilitadas, el frontón Beti-Jai y la Escuela Industrial; sobre todo cómo es la muerte, la espera de la muerte en aquellas noches de números y listas rojas? ¿Por qué los Colegios se convierten en Centros de Milicias, por ejemplo Maristas-Falangistas, o Escolapios-Requetés? ¿Los pequeños detalles de la enorme salvajada que se cometió en la Barranca de Lardero? ¿Las personas que rellenan interminables listas de maestros represaliados con más de 30 asesinados? ¿O de funcionarios? ¿Y los concejales y alcaldes asesinados por el simple hecho de ejercer los cargos para los que habían sido elegidos (más de cien asesinados)?
Y aún había más. ¿Cómo eran aquellos funerales por los “caídos por Dios y por España” en los frentes de batalla, funerales espectaculares que paralizaban la ciudad, con los pobres en primer plano portando hachones encendidos, las milicias detrás, el comercio cerrado, las banderas desplegadas? ¿Dónde quedaban los entierros de los otros, “los tumbaos” en contraposición con “los caídos”? (definición ésta de “los tumbaos” que he tomado prestada del hijo de una de las víctimas). ¿En qué fosa común fueron a caer? ¿En qué cuneta siguen “descansando” sus restos, en un país donde ha sido tan importante y tremendo el cuidado, respeto y sepultura de los muertos, de todos los muertos? ¿Qué Dios, o qué representantes de Dios permitieron aquello? Por contar, ya que hablamos de esto, ¿cabría la historia de los párrocos de Alberite o Ribafrecha (hubo más) que se opusieron a la matanza? ¿Por qué no hablar del Padre Bombín que murió asesinado por los fascistas en Haro porque era “amigo de los pobres”? Finalmente, que si no lo voy a contar todo, ¿por qué se oyó al obispo de Pamplona gritar “alto el fuego en la retaguardia”, era el mes de noviembre de aquel año fatídico, y no sonó –en el mismo tiempo- la voz de Don Fidel, el obispo de Calahorra?…
Puede entenderse que estos temas, y dos mil argumentos más, se me atravesaran en el momento de elegir uno. Así que, a la espera del libro donde todos tendrán su rinconcito, decidí escribir sobre los dos mil. Exactamente sobre los 2.046 nombres, o sea personas, que se agolpaban en esos momentos en mi base de datos. Y lo hice, lo hago, en forma de poema.


2046                           2046 no es una cifra,
es una fila
larga,
de nombres con rostro
y apellidos con zapatillas.
Los he visto pasar de uno en uno,
primero el uno, luego el dos,
el tres y el cuatro,
así hasta dos mil cuarenta y seis.
Fue un desfile largo,
minucioso,
sobrecogedor a veces,
entrañable siempre,
por eso nada tiene de extraño
si a veces me he visto en la fila,
al final,
haciendo el número dos mil cuarenta y siete.

(Publicado en el libro colectivo LA RIOJA 1936. JIRONES DE LA HISTORIA, Publicado por FRES, Ediciones del 4 de agosto, Logroño 2006; pp. 259-262)

jueves, 1 de marzo de 2012

COMO DIOS MANDA

No, esto no va ser un tratado sobre la Memoria Histórica, el franquismo o la represión durante y después de la Guerra Civil; y no porque no esté bien hacerlo, sino porque yo ya lo he hecho en repetidas ocasiones, y de ello queda constancia escrita que puede consultarse, por ejemplo, buscando alguno de los 33 ejemplares de “Aquí nunca pasó nada”, repartidos en distintas bibliotecas de La Rioja, eso que el Gobierno de nuestra Comunidad no quiso saber nada del libro... Aunque yo creo que sí saben que aquí, en La Rioja, pasaron muchas cosas, y gordas; eso lo saben tanto los ministros y ministrillos (incluyendo los de la etapa anterior) como su augusto presidente.
Tampoco los del gobierno de aquí quisieron colaborar con el gobierno central anterior para dibujar el Mapa de Fosas de La Rioja. Aunque en esta cuestión habría que apuntar lo siguiente: por una parte queda claro de nuevo que el gobierno de La Rioja no tiene mayor interés en el tema de los asesinados y represaliados riojanos en la Guerra Civil y en la dictadura franquista. Por otra parte, todo hay que decirlo, ese Mapa de Fosas sólo tenía sentido si era la antesala del trabajo de búsqueda y exhumación de los restos todavía tirados por la geografía española en cunetas y ribazos. Y esas tareas, búsqueda y exhumación de los que yo he llamado “tumbaos”, correspondía y corresponde al Gobierno de la Nación. Lamentablemente, ni el gobierno anterior, y es de suponer que mucho menos el actual, han asumido esa responsabilidad. Todo lo más, y después de la publicación de una llamada y limitada Ley de Memoria Histórica, se han venido dando hasta el año pasado algunas ayudas para trabajos de investigación y sobre todo de exhumación. Pero que las hagan otros: los familiares y las Asociaciones de la Memoria.

Y así se viene trabajando. Alguien tiene que hacerlo. Pero hay quien se pregunta, ¿por qué hay que hacerlo? Hay gente, cercana incluso, que me dice, pero bueno ¿no has contado ya todo? O insisten en ese increíble argumento de que estamos reabriendo heridas...
Pero bueno. ¿Es que alguna vez se cerraron de verdad? ¿Cuándo? Evidentemente no durante la dictadura. Ah, ya, en la transición. Amnistía para todos y a empezar de nuevo. Atención, que eso solo fue una imposición de los que realmente podían, que eran los de casi siempre. Los políticos que venían del franquismo auxiliados en las bandas por el estamento judicial (que mirar cómo colea) y el militar (que todavía entonces y en buena parte, se sentía más ganador de la guerra entre españoles que garante de la seguridad de todos los españoles ). Y los demás a tragar, platajunteros y hombres de la calle (algunos, incluso y ciertamente, se dieron por conformes).
O sea, y en realidad, los que ganaron la guerra perdonaban a los que la perdieron y les daban asiento a la mesa, incluso electoral. Pero de contar lo que pasó, de acercarse a la VERDAD de los hechos nada de nada, ellos ya tenían el pescado vendido y la historia escrita. ¿Hacer JUSTICIA? Pero hombre, si ya todos podían andar por la calle (ciertamente en aquellos primeros años de la transición con mucho cuidado por si acaso…), y hasta ser comunista con permisos de todas las triples A que en el mundo han sido. Y hasta ahí habíamos llegado. O sea, nada de REPARACIÓN.

¿Y mi amigo Félix? ¿No podía buscar los restos de su padre, su hermano y del que hubiera sido su suegro de vivir para verlo? Todos ellos asesinados en Altable el 19 de agosto de 1936. Y Martín, ¿podía por fin intentar enterrar “como Dios manda” a su padre, asesinado en Viguera el 7 de agosto de 1936? Y Ángel o Emilio, con toda la familia residiendo en el País Vasco, ¿podían aspirar a encontrar al padre o al abuelo entre los asesinados en Fuenmayor el 10 de agosto de 1936?
Lo hicieron. Algunos, con el resto de familias, lo pagaron de su bolsillo. Otros contaron con ayudas de Asociaciones o del Estado. Enterraron a los suyos “como Dios manda”.

¿Y tú qué harías? le digo a algún reticente. Y le cuesta hacerse a la idea. No me extraña. Pero si finalmente lo hace tiene que aceptarlo. Él no olvidaría a su padre, o a su abuelo. Y de estar perdido por ahí, le gustaría encontrarlo, y enterrarlo. Aún todavía, si sigue haciendo el ejercicio de la nueva identidad, acaba aceptado que igual no es malo que se le haga justicia a su memoria, a su dignidad. Y puede que, una vez situado en esa senda que otros sembraron de espinas y muerte, vea como justo el que se repare a sus familiares, empezando por las viudas... Mujeres, madres y esposas, vestidas de negro y de dignidad que ya no siguen entre nosotros, pero que abrieron el camino. Y de las que conservamos imágenes, en la retina, en las paredes y hasta en la Barranca...

Y en todo esto, ¿qué pasa, qué pinta, qué ofrece el juez Garzón?
De eso hablaremos largo y tendido, pero otro día. Y no será el próximo viernes. Porque la semana que viene quiero mandaros una cosa que ya escribí sobre el tema; dando entrada a un poema, por cierto.

Salud y futuro para todos.
Ah, y otro poema, que uno no pasa de balde por estas historia de alpargatas y boinas en las cunetas…



            AL AMANECER
                                   
                        Quizá la tierra,
dura como la tierra dura,
quizá la noche,
negra como la noche negra,
quizá las manos,
rotas de tanto romper manos,
quizá la pena,
deshecha de tanto penar en balde,
quizá la muerte,
asustando a la propia muerte…

La zanja resultó pequeña.

Sobre el barro,
sin una piedra, sin una cruz,
sobresalían un brazo y una boina,
agujereada,
asesinada también.