sábado, 25 de febrero de 2012

DE TENGOS, TANGOS Y TONGOS


Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé...

Resulta
que un jefe de policía tilda a un grupo de estudiantes que se manifiestan en reivindicación de sus derechos (y de calefacción), como “enemigos”,
que una reforma descerebrada propone un despido donde 33 se traduce por 20 (días de indemnización),
que para acabar con la crisis no hay nada mejor que bajar el sueldo a los funcionarios y acabar con la posibilidad de discutir los convenios colectivos de los trabajadores,
que a renglón seguido viene lo de antes: abaratar los despidos, que sólo es una cláusula de por si acaso,
que lo que en realidad se persigue es que haya más empleo, (“ah, ya”), pero baratito y a disposición de...
que lo mismo con tanto ERE, tanto miedo y connivencia nos volvemos cincuenta años atrás,
que la buena gente, del paro a la tienda o al bar de la esquina, limitará compras, vacaciones y cafelitos,
que aumentará, por tanto, el paro, y la recesión,
que eso, hemos retrocedido cincuenta años,
que de la burbuja inmobiliaria hemos pasado a la prisión financiera, decretada sobre todo contra el hombre de la calle, el ciudadano medio y corriente, a quien podemos llamar sufridor para entendernos,
que hay que ser más productivos y al mismo tiempo austeros,
que se trata de la austeridad de la gente de la calle, a los que hemos llamado sufridores,
que no corresponde, por tanto, ninguna austeridad a los que más tienen, ni a los aprovechados por la situación social y económica: empresarios y políticos, por ejemplo y algunos cuantos, que han robado, engañado y extorsionado y que no se plantean devolver ni un eurito, ni siquiera una peseta,
que se llevan la palma, de nuevo, algunos valencianos: empresas de limpieza, publicitarias, gúrteles, ayuntamientos, hasta los organismos que gestionan la Cooperación al Desarrollo,
que Valencia ciertamente es, desde luego, la tierra mítica del tongo, el merengue, la impostura y caradura...

En el quinientos seis y en el dos mil (doce) también...

Y ocurre
que aquí en casa los hogares de personas mayores se cerrarán los festivos y tal y cual (pues nada, que los jubiletas se queden en casa todos los días, si total ya tienen televisión),
que hogar por hogar, dice el ministro del ramo que las familias sin recursos, o sea con toda su gente en el paro y sin ningún otro tipo de ingresos, podrán entregar la vivienda para pagar la hipoteca. Qué detalle y qué tranquilidad para la familia cuando se vayan todos a vivir debajo del puente: no deberán nada a nadie,
que por acabar en el futuro, sobrevive la Central de Garoña; es la última prórroga, así que debe ser para toda la eternidad...

¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!

Tengo, tango y tongo, cambalache. Salud.

A las voces, Carlos Gardel y Serrat

http://www.youtube.com/watch?v=fsAGpw5uwDU

http://www.youtube.com/watch?v=P-HcSiCOKew



viernes, 17 de febrero de 2012

¿A QUE TE GANO?


Con la que está cayendo y uno se mete a disparatar sobre el deporte y los deportistas. Y total, ya lo veréis, para no decir nada. Seguro.
Imaginaros EL JUEVES, la revista que sale no sé qué día de la semana. En realidad, no la imaginéis. Simplemente buscar los últimos números (eljueves.es) y calcular los gramos de compasión que desparraman sus bienhacedores (y bienhechores además) sobre protagonistas, antagonistas y paseantes de la actualidad.
A tenor de los crucificados de turno es fácil deducir que no hay quien escape al humor o al veneno de sus viñetas. Urdangarían por ejemplo, que como todo el mundo sabe fue deportista de élite, aunque me parece que no aparece ahora por una simple cuestión de pelotas. O puede que sí, quién sabe.
Bueno, lo que quiero decir, aunque no se haya entendido nada, es que si hay algo que no podemos perder (además de la vida, del honor, del puesto de trabajo, de la mujer o de la amante, del coche y del bolígrafo) es el humor. Y cuanto más ácido mejor porque así corroe los entresijos y refajos de tanta sosería y beatería como nos envuelve arriba y abajo de los Pirineos.
Y eso, que es capaz de hacer aquí en las Españas el Jueves cualquier día y el Wyoming cualquier noche, lo deben hacer también en Francia guiñoles y revístas satíricas cuando les parece. Y como les parece. Lo de Contador no ha sido nada, me cuentan, en comparación con lo de Virenque, biciclista francés (franchute como dicen algunos medios en ocasiones como esta), al que han desangrado sus propios medios humorísticos a fuerza de clavarle jeringuillas por todo el retrato.
O sea, que igual no ha sido para tanto. Vamos, que no es momento todavía de declararles la guerra.
Aunque también os voy a recordar o contar que un entrenador de fútbol de la dulce Francia sí comentó en la tele de aquel país, que no entendía cómo unos jugadores tan pequeñitos podían ganar el campeonato de Europa. Ya no sé qué diría cuando nuestros futbolistas se llevaron también el Mundial. Desde luego no habían crecido nada para la ocasión.
Nuestros futbolistas, habéis leído bien. Míos, tuyos y suyos, de todos los que vivimos, gozamos y pacedemos de los Pirineos para abajo. En realidad, y a mí me gusta el fútbol, todavía no tengo claro cuál es la parte que me pertenece de nuestros futbolistas. (De la camisa ya lo sé: el color). Sinceramente no sé cuánto me corresponde de la gloria conquistada. La celebro, eso sí. Y la pago.
Sí, he dicho bien. La pago. La costeamos nosotros, vosotros y ellos (de los Pirineos para abajo repito). Y es así porque los laureles del deporte los costeamos mayormente entre todos los españolitos, incluidos también los que no vibran con las medallas. Salvo justamente los propios deportistas, excepciones honrosas y minoritarias aparte.
Porque en vez de guardar sus dineros en los calcetines o en el banco de la esquina, donde acabarían pasándoles las cuentas impositivas, la mayor parte de tenistas, futbolistas, automovilistas y otrosistas pretendidamente españoles, se van a Andorra para no dar el cante de lo que ganan. Otros eligen Suiza y hay quien prefiere las Bahamas u otros paraísos, que hay para todos los gustos. Y no se les caen los anillos cuando se enganchan a las banderitas rojigualdas con una mano mientras esconden en la otra los dineros que no se convertirán (en la parte que debieran) en servicios para los mismos españolitos que con tanto calor les aplauden. (Una duda más sociopolítica que filosófica, ¿pasaría lo mismo con la bandera tricolor? Me temo que sí, pero ya veis, he conseguido al menos traer la República a colación, aunque sea por los pelos).

Y todo esto sin contar con la desmesura económica de fichajes de todo pelo. Sin hablar de la desfachatez de los organismos estatales que acaban cubriendo las deudas faraónicas de directivos tramposos, inútiles e indocumentados.
Con alguna salvedad también. Ahí están nuestros vecinos de Miranda. Un equipo en el que juegan algunos deportistas que se dedican profesionalmente a otras actividades, con un montón de socios, con las cuentas saneadas (lo que hay, lo que se gasta, lo que se ahorra). Vamos, la excepción que confirma la regla del despropósito habitual. (Deben ser casi innumerables, como los mártires de Zaragoza, los Clubes que debieran haber descendido ya desde sus correspondientes Divisiones por no pagar, entre otros, a sus propios jugadores).
Y qué decir de la troupe que compone y completa la imagen. Con algún entrenador a quien sólo le falta repartir coces, periodistas empeñados en guerras mediáticas y ciudadanas, espectadores fanáticos que lo mismo corean insultos racistas que arremeten contra los equipos vascos, o viceversa, o se lo hacen con la familia del árbitro...
Todo un poema. Lo que me permite no acabar hoy con uno de mi propia cosecha.
Voy a hacerlo entonces con un video que me envía un amigo y que no es faltón y tiene, además, la gracia del reto y el reto de la gracia. Hombre, y un poco de chuleria cañí. Eso de... “a que te gano”, o también, creo que es el título real,  “zoy español, a qué quieres que te gane”...
(Por otra parte tengo la impresión de que sus tres deporprotagonistas son de los que podemos situar en el lado de la inteligencia, en el banco de la solidaridad y en el rincón, espero no equivocarme, de los cumplidores con Hacienda. Como yo. Y como tú, o no?).
 PAN, CIRCO Y SALUD.





viernes, 10 de febrero de 2012

LOS OBISPOS, INCLUSO EL DE ROMA ¿SON FUNCIONARIOS?

He leído en algún periódico que un obispillo de por aquí (no se m'enfade nadie por el tratamiento que obedece simplemente al intento de dejar lo de obispo como más propio del titular de Roma) se ha metido con los funcionarios. Leída la noticia con regular atención, resulta que no ha sido para tanto, lo que pasa es que ya se sabe. En este país de anticlericales como ya no está bien visto quemar iglesias, pues la gente va y se mete de vez en cuando con los curas y sus jerarquías, obispillos incluidos, por un quítame allá esas pajas, o vigas, en ojo ajeno.
Lo que ha dicho el susodicho es que los jóvenes de ahora lo que quieren es ser funcionarios. Un poco, la verdad, como los de antes, que querían ser bomberos, policías o médicos, enfermeras en su caso que médicas no había, todos ellos y ellas tan rica y definitivamente funcionarios. Así que la cuestión, en realidad, es saber qué ha querido decir este hombre en su proclama. Veamos pues.
¿Es que ser funcionario es malo, o sea en lenguaje eclesiástico, intrínsecamente perverso (como el comunismo o el liberalismo por ejemplo y siempre según las encíclicas vaticanas)?
¿Tal vez es que el funcionario, como dicen los chistes y Martín Ferrán, es un hombre, o una mujer, que hiberna y veranea echado a la Bartola en oficinas, escuelas, hospitales o comisarías, esperando que le caiga la nómina mes tras mes y para siempre, mientras fuera llueve y truena?
¿Es relevante para nuestro tema que los funcionarios, para alcanzar esa categoría, hayan tenido que prepararse duramente y pasar nervios y exámenes sin cuento?
¿Acaso lo que no está bien es que los jóvenes, aún aceptando ese primer estadio de opositor sacrificado, busquen un futuro placentero y seguro que, quizá desde la óptica del Valle de Lágrimas, ningún hombre merece?
¿Puede que ese estatus de eternidad para más inri, genere envidias y frustraciones en el resto de ciudadanos lo que hace que los funcionarios, por activa o pasiva, protagonizen situaciones escandalosas, pecaminosas incluso?
Por otra parte, ¿pensó el obispillo en lo que generaría su chascarrillo no ya en los medios de comunicación y sindicales, sino en mi propia cabeza? Por cierto, la de un funcionario, con perdón...
... Pues me ha llevado a formularme la pregunta del millón. ¿Es un obispillo funcionario? O revisando sus orígenes. ¿Es un seminarista opositor a funcionario, y un cura funcionario?
Me parece a mi que quizá sí. Que puede que sí. Con o sin parroquia, o sea, con o sin destino. Con o sin dedicación, además de con o sin vocación, o preparación, o ganas de trabajar. Etcétera.
¿Rumiaba el obispillo estas mismas ideas cuando escribió el texto de marras?
Entonces, seguramente, se topó con algunas diferencias en el contrato o convenio funcionarial.
Evidentes en los contrayentes. De una parte, el Estado o administración correspondiente y un señor o señora. De la otra, Dios y un señor, que no hay señoras en las parroquias. Al menos como párrocas.
En cuanto al objeto, las diferencias son menores en trazos gordos, ya que todos se deben a las directrices del patrón, como sabemos, la administración para unos, Dios o alguno de sus representantes en la Tierra para los otros.
Más disparidad, observo, podríamos encontrar en las obligaciones contractuales. Los funcionarios terrenos no se deben a la causa en cuerpo y alma, pueden y generalmente tienen familias terrenales igualmente, y algunas horas al día -salvo situaciones extremas- se las reservan para ellos mismos. Algo, esto último, que por supuesto también practican los funcionarios celestiales, aunque está claro que se deben a la causa, o a su causa, en cuerpo y sobretodo alma entera y no tienen descendientes directos terrenales. Y si los tienen son fruto del pecado, aunque sean Papas, que de eso ya cuentan historias las historias.
También es cierto que no es lo mismo romper con la administración que con Dios. Dios, en forma directa o porque así lo ha manifestado a sus representantes, no está por la labor de firmar finiquitos de cualquier manera.
     Y así, los funcionarios eclesiásticos ni siquiera tienen, como los ricos del corazón, tribunales de la Rota.
     Y así algunos andan por libre, celebrando a lo pobre o ajuntándose como Dios les da a entender, aunque no se lo permita.
Pero la mayor de las disimilitudes, y la que seguramente más mosquea al bueno, es un decir, de nuestro obispillo, es la demanda de puestos funcionariales. Son legión los que pretenden una plaza en este bureo de las administraciones terrenales, y cada vez menos los que aspiran a firmar contrato con las instancias celestiales. Y ahí le duele al de la tonsura y el bonete. Pero no cabe duda de que dada la constancia y firmeza de la estadística, debe tratarse de algún designio divino, que se crea o no en ellos, o en Él, y como ocurre con meigas y brujos, haberlos haylos.
Todo esto me ha recordado un poema que os traspaso como despedida y cierre.

        ACERCA DE DIOS

        Era el principio y el fin de la historia,
        una entelequia, el todo y la nada,
        el contador de los días, la espada
        justiciera, el poder y la gloria.

        Una idea, un espejismo, la noria
        que no para, la hostia consagrada,
        el ojo del huracán, su mirada,
        un agujero negro en la memoria.

        El miedo, la locura, el desafuero,
        el dolor, la mentira y la verdad,
        la angustia de nacer para morir.

        Un absurdo cabalgando, el cero
        y el infinito; y la eternidad
        eterna de otra noche sin dormir

viernes, 3 de febrero de 2012

DE AUTORES, MEGAS, UP Y LOAD

Hace unas semanas recibí un carta de la Sociedad General de Autores de España. No, en este caso no me pedían el impuesto revolucionario por cantar en la ducha o silbar en los pasillos. Todo lo contrario, me enviaban un cheque.
Claro, no lo he dicho todavía. Es que soy socio. Soy autor, pero no general, de España, de ultramar y de parte del extranjero. De la SGAE. Ahí queda eso.
Bien entendido que al recibo del cheque por 9 € y algún céntimo más, estuve tentado de devolverlo por correo urgente para que se lo entregaran a Tedy Bautista por si le hacía falta para acabar el mes, que fuentes fidedignas me han contado que el pobre hombre tiene dificultades para salir a hacer la compra cotidiana. Claro que no me dijeron si era por falta de dinero o por miedo a que alguien que le reconociera pudiera romperle la cara.
En realidad quien me preocupa es un amigo escritor que, ese sí, lo está pasando mal. Manco el hombre, va de tumbo en tumbo, carcelario y tabernario de pro, no le llega ni para un mal ordenador, ni siquiera para una pluma en condiciones y utiliza las de ganso como puede, y puede mucho. Pero no sé qué pasa que mi amigo Miguel de Cervantes no recibe derechos de autor. Y me cuenta que su primo Guillermo Saquespeare tampoco. Así se entiende su vida de apreturas. Y que sus protagonistas sólo anden en caballos flacos o envueltos en calaveras de ser o no ser. Creo que otro socio, el Víctor Manuel, que los conoce mucho a todos y es amigo también del Bautista, está preocupándose por arreglar la cuestión. A quien tampoco le van a dar nada es a Juan Sebastián, ni a su colega Betoven. Todo por un lío de fechas, resulta que no es lo mismo haberse muerto hace cien o doscientos años. O quinientos, que tampoco es tanto, digo yo.
En fin que la cosa, me dijeron en la peluquería, no va nada bien. Y eso que todavía no les había visita el hombre del saco. “Que sí”, le dijo al peluquero cuando llegó, “que sé que aquí se escucha música a todas horas”. Y dice el pobre hombre que no se preocuparían tanto si vendiera drogas o escuchara radio pirenaica.
Claro que un señor que conozco ha tenido una idea. Resulta que cobra una pensión ridícula y sin embargo en su vida laboral fue un gran constructor. Albañil, de hecho, pero por algo se empieza. Laboró en la edificación del Ayuntamiento de esta ciudad, Logroño sin ir más lejos, obra singular del arquitecto Rafael Moneo. Y piensa que tal como se están poniendo las cosas, él también puede reclamar derechos de autor. Él y el Moneo, al alimón. Todos los visitantes del edificio pagarán una módica cantidad por visitar sus instalaciones, incluso por usarlas día a día, aunque en este tema están dispuestos a pactar con los sindicatos un canon anual que no acabe definitivamente con el poder adquisitivo de los funcionarios.
También he oído campanas de otros actores-autores de la vida cotidiana. Así los carpinteros y muebleros, los cerrajeros con sus llaves de diseño poético o los pintores de brocha gorda que aplican ideas filosóficas a sus colores envolventes. Otros gremios estudian y valoran su aportación creativa a la sociedad más allá de que los ciudadanos nos llevemos puestos y pagados sus productos, que eso ya lo hacemos con los CD y DVD y sin embargo...
Claro que está lo del internet y las redes sociales. Y hay quien pretende poner puertas al campo, frenar los vientos y oscurecer la luz que alumbra por las mañanas y tanto tarda en apagarse.
Ya, entonces, dice el vecino de arriba, ¿todo vale?
No lo sé. Pero más valdrá, en todo caso, que se discutan porcentajes y precios con sentido común. Y acordes con los tiempos que vienen, que si no son de Rocinantes, tampoco de Conciertos de Aranjuez  (qué obra tan bonita y cuánto ha ayudado a la manutención de los descendientes de Rodrigo), ni de otros monstruos consagrados. Que esto del arte y la cultura, de la creación solidaria y repartida, se anuncia, como al principio de los tiempos, de todos, de muchos al menos, y para todos.
Y en ese maremangun, complicado desde luego, no va a tener mucho que hacer el hombre del saco.
Y así ya hay quien van dejando sus obras en el aire para quien las pueda querer o necesitar. Que es la finalidad de quien crea arte o cultura. Por lo menos al principio (“Lo que yo quiero es expresarme”, “que la gente conozca mi obra”, “lo importante es llegar”, “ojalá hubiera más lectores, más gente interesada, para esos escribo o canto”...). Pues de eso se trata. A veces a cambio de un eurito o dos, menos incluso. O de nada.

Por ejemplo, hoy toca canción y no cuesta nada. Claro que también es de un grupo que se creyó de verdad que la música era una forma más de comunicación entre iguales, incluso (entiéndase la propuesta acorde con los tiempos pasados, los sueños incumplidos y un futuro incierto) un instrumento para la construcción de otro mundo posible. Aunque un verso, es verdad, no lo consiga al momento...

Ahí va la canción.
Escucharla con salud, y hasta la semana que viene.

 La batalla del verso, Carmen, Jesús e Iñaki
La batalla del verso

https://dl-web.dropbox.com/get/Public/MUSICA/La%20batalla%20del%20verso.wav?w=21037164