Este viernes nos deja a las puertas de un domingo de Gloria. (¿Véis qué fácil? un balón y ¡hala! lanzados hacia la gloria). Y un poco de revuelta hispano-italiana.
Mientras, el Wyoming grita a los cuatro vientos que Rajoy no es el puto amo de
este país, y en el Huffington Post alguien explica cómo un periódico municipal
se puede convertir en el “Cuca news” de la Cuca Gamarra (la estulticia de quien
se considera a sí misma emperadora, sólo es superada por quienes a su alrededor se empeñan en
demostrarlo). Os dejo al final el video de marras.
Tampoco tienen desperdicio las denuncias que encontrarés si buscáis "Guillermo del Rio Ciriza". Todo un poema, aunque me temo que nada edificante...
Pero en las cosas de andar por casa de uno mismo, amigos
incluidos, aquí lo que se gana día a día es la propia vida. Y eso se nota,
sobre todo, cuando se apaga cerca la de algún amigo. Y eso os quería contar,
antes de pasar expresamente al blog que nos toca y que nos canta, de nuevo,
Joaquín Carbonell.
Os cuento primero que Teo Echaure nos dijo adiós el pasado
domingo. Que era un tipo de los que encontrábamos en la calle, en cualquier
sarao, boda, celebración vecinal o festiva. Con su equipo de sonido, su
guitarra a veces, su voz siempre. Su saludo cariñoso y optimista. Y todo eso os lo cuento porque era así, no
porque se haya ido.
Por lo demás, y musicalmente hablando, tenía una gran voz
pero no llegó al número 1 de ningún hit-parade, ni era un cantautor carismático
ni un rokanrolero de pro. Era Teo Echaure, buena gente en lo de andar por casa.
Y me parece a mi que los demás, nosotros, debemos aprovechar el tiempo siempre, y más cuando vemos cómo se acaban guiones a nuestro alrededor. Llevar la cuenta a lo sencillo: un día más. Que la vida que nos empuja se reafirme cada día sobre la muerte que nos acecha. Un día más.
Y me parece a mi que los demás, nosotros, debemos aprovechar el tiempo siempre, y más cuando vemos cómo se acaban guiones a nuestro alrededor. Llevar la cuenta a lo sencillo: un día más. Que la vida que nos empuja se reafirme cada día sobre la muerte que nos acecha. Un día más.
Y de un día, a una semana más: el
tema y la canción nos devuelven al mundo de la mina y de los mineros. Mi compadre
Joaquín Carbonell me cuenta que Zaragoza recibió a los que llegaban de Teruel.
Y que les hizo una canción, y muchos con él, la cantaron. Pues nosotros también.
Negro el carbón, roja la sangre.
Y la semana que viene, lo anuncio ya, Anguita vuelve a tener razón: programa, programa, programa. Y Anguita tiene un programa. Y yo me apunto, y tú cuando lo veas (búscalo en internet, Frente Cívico), igual también. Hablaremos de eso.
Negro el carbón, roja la sangre.
Y la semana que viene, lo anuncio ya, Anguita vuelve a tener razón: programa, programa, programa. Y Anguita tiene un programa. Y yo me apunto, y tú cuando lo veas (búscalo en internet, Frente Cívico), igual también. Hablaremos de eso.
Salud, resistencia y ACCIÓN.