viernes, 29 de junio de 2012

VUELVO CON LOS MINEROS Y, CON VUESTRO PERMISO, LE DIGO ADIOS A TEO ECHAURE


Este viernes nos deja a las puertas de un domingo de Gloria. (¿Véis qué fácil? un balón y ¡hala! lanzados hacia la gloria). Y un poco de revuelta hispano-italiana.
Mientras, el Wyoming grita a los cuatro vientos que Rajoy no es el puto amo de este país, y en el Huffington Post alguien explica cómo un periódico municipal se puede convertir en el “Cuca news” de la Cuca Gamarra (la estulticia de quien se considera a sí misma emperadora, sólo es superada por quienes a su alrededor se empeñan en demostrarlo). Os dejo al final el video de marras.
Tampoco tienen desperdicio las denuncias que encontrarés si buscáis "Guillermo del Rio Ciriza". Todo un poema, aunque me temo que nada edificante...

Pero en las cosas de andar por casa de uno mismo, amigos incluidos, aquí lo que se gana día a día es la propia vida. Y eso se nota, sobre todo, cuando se apaga cerca la de algún amigo. Y eso os quería contar, antes de pasar expresamente al blog que nos toca y que nos canta, de nuevo, Joaquín Carbonell.

Os cuento primero que Teo Echaure nos dijo adiós el pasado domingo. Que era un tipo de los que encontrábamos en la calle, en cualquier sarao, boda, celebración vecinal o festiva. Con su equipo de sonido, su guitarra a veces, su voz siempre. Su saludo cariñoso y optimista. Y todo eso os lo cuento porque era así, no porque se haya ido.
Por lo demás, y musicalmente hablando, tenía una gran voz pero no llegó al número 1 de ningún hit-parade, ni era un cantautor carismático ni un rokanrolero de pro. Era Teo Echaure, buena gente en lo de andar por casa.
Y me parece a mi que los demás, nosotros, debemos aprovechar el tiempo siempre, y más cuando vemos cómo se acaban guiones a nuestro alrededor. Llevar la cuenta a lo sencillo: un día más. Que la vida que nos empuja se reafirme cada día sobre la muerte que nos acecha. Un día más.

Y de un día, a una semana más: el tema y la canción nos devuelven al mundo de la mina y de los mineros. Mi compadre Joaquín Carbonell me cuenta que Zaragoza recibió a los que llegaban de Teruel. Y que les hizo una canción, y muchos con él, la cantaron. Pues nosotros también.
Negro el carbón, roja la sangre.

Y la semana que viene, lo anuncio ya, Anguita vuelve a tener razón: programa, programa, programa. Y Anguita tiene un programa. Y yo me apunto, y tú cuando lo veas (búscalo en internet, Frente Cívico), igual también. Hablaremos de eso.

Salud, resistencia y ACCIÓN.






viernes, 22 de junio de 2012

TRAIGO LA CAMISA ROTA


Dicen las mujeres de los mineros que no piden dinero, como Bankia, sólo que se cumpla lo pactado... ¿Lo pactado? ¿Lo prometido? ¿Por quién? ¿Por el Partido Popular? ¿Acaso el Partido Popular ha respetado en estos meses algo de los prometido, de lo pactado, de lo escrito en su programa? Da igual que hablemos de impuestos, de recortes, de rescates, de la minería, de los funcionarios... Sin compromiso, sin palabra, sin programa. Y así nos va. Y peor que nos va a ir. Aunque España gane la Eurocopa.
Por cierto, los mineros encerrados siguen a través de la prensa las vicisitudes de la selección española. No les duele reconocer que sienten como propias sus victorias. Qué bonito que alguna de esas camisetas que los futbolistas esconden entre la roja y el corazón y que a veces revelan sentimientos y reivindicaciones, recordara también a los mineros. (No caerá esa breva...)
¡Bankia!, y el dinero que han robado legalmente todos esos directivos impresentables que después de hundir las finanzas de sus bancos y empresas se han ido a la calle con millones de euros de compensación o pensión. Con una parte de ese dinero (el que se da a los bancos y el que se llevan todos esos sinverguenzas) “rescatábamos” la minería. Al menos por el momento.
El problema de los mineros es que más que andar por la calle, lo que quieren hacer es bajar a las minas. Y se las quieren cerrar. En realidad ya se han cerrado muchas en los últimos años. También en otros lugares han convertido en parques naturales los otrora imperios mineros. Esas reconversiones han costado mucho dinero y su continuación, en España por ejemplo, está prevista hacerla progresivamente en unos cuantos años. No de repente, sin diálogo, con nocturnidad y alevosía, saltándose una vez más los compromisos adquiridos, rompiendo el presente y el futuro de varios miles de trabajadores, de sus familias, de sus vecinos, de otros trabajadores que acompañaban las tareas de minas y mineros...

Las mujeres de los mineros. Recuerdo “La sal de la tierra”, de Biberman, y seguro que habéis visto también “Punto de mira”, una película que cuenta quién y cómo se filmó “La sal de la tierra”, que era realmente como un documental sobre el trabajo y los problemas de los mineros de Bayard, Nuevo México, en los años 50 del siglo pasado. Sobre todo de cómo las mujeres de los mineros llegan a hacerse cargo de la protesta y de la reivindicación. En “Punto de mira” veíamos de paso los zarpazos del macartismo sobre la industria del cine. Para algunos todo era necesario (y lo sigue siendo): acogotar a los trabajadores del cine o de la cultura y, por supuesto, entonces y ahora, a los de las minas, por ejemplo.
Por si la podéis ver, otra película protagonizada por mineros y que trasladaba la acción a finales del siglo XIX era “Odio en las entrañas”, de Martin Ritt, protagonizada por Sean Connery y Richard Harris, policía reconvertido en minero para ahogar las protestas de aquellos trabajadores, inmigrantes irlandeses en las minas de Pensilvania. Una vuelta de tuerca más.
Todavía no era la época de las reconversiones, que esa la podemos seguir, envuelta en música, en “Tocando al viento”, de Mark Herman. Una historia más.

Una historia que se repite subtitulada con las contingencias de cada época, con las miserias de tantos y tantos caciques y gobernantes, que traigo, madre, la camisa roja de la sangre de un compañero, de los de la planta 14,  Santa Bárbara bendita y María Luisa, la del pozo, patrona de los mineros que por no irse al patrón llora en el suelo, que nos echaron del Senado, madre, y hay una lumbre en Asturias que ilumina España entera, y se refleja en León y en Teruel y en...

Aquí las canciones. Víctor Manuel, desde luego, y una versión tremenda de Nuberu.

Salud y resistencia.















viernes, 15 de junio de 2012

LANZADOS HACIA LA GLORIA


Esto de sentirse uno lanzado hacia alguna o ninguna parte tiene sus épocas y altibajos. Así uno puede pensar que sus obras, pensamientos o escritos pueden caminar o llegar a quién sabe dónde, o simplemente, que “la vida que te empuja” te arrea un patadón que te sitúa más allá o más acá de lo que hubieras querido.
En todo caso parece claro que uno de los destinos más socorridos para este tipo de lanzamientos es la gloria. No Alberite, Londres o París. La gloria, casi nada, aunque sea con minúscula.
El número uno del hit-parade, por ejemplo, o de los libros más vendidos del año, la película con mayor número de espectadores, el balón de oro o la guindilla de plata, la gloria, al final de la noria (gira el mundo, gira, en el espacio infinito). O...

El problema es que muchas veces falla el impulso, y lo que uno consigue es estrellarse. O a veces, el lanzamiento no está mal, pero la gloria estaba desaparecida en esos momentos, bien en combate, bien de vacaciones. (También las glorias tienen sus obligaciones y sus derechos). Así que...

Cuando lees “Lanzado hacia la gloria”, “Bound for Glory” en el original, uno comparte la pequeñez, el desconcierto, también el concierto, la ingenuidad, la rabia, el sentido de la amistad, la búsqueda de los demás en uno mismo, el viaje a veces con destinos concretos, en ocasiones a ninguna parte, la creencia y la decencia en el trabajo con los compañeros, de Woody Gutrhie que quiere comerse el mundo y hacerlo mejor, al menos, o para empezar, desde California a la isla de Nueva York.
¿Que quién es Woody Guthrie? Buena pregunta, porque la respuesta os la vais a merecer si además de leer las cuatro líneas siguientes, seguís buscando en internet. (Bueno, seguro que muchos ya sabéis quién es).
De momento y para hacer boca, os cuento que Woody Guthrie es una de las voces con más repercusión en el siglo XX estadounidense. Su guitarra almacenó y amplificó desde el folklore rocoso de las montañas igualmente rocosas a las baladas de tradición irlandesa, del blues de los trabajadores negros a la composición de más de 1000 canciones, porque, escribía: “Mientras haya naufragios, desastres, tornados, huracanes, linchamientos, precios altos y salarios bajos: mientras existan policías uniformados que combatan a los huelguistas, las canciones y las baladas del pueblo seguirán adelante”.Y decía ya, a propósito de sus canciones y del afán recaudatorio de las sociedades de autores: “cualquiera que las cante sin nuestro permiso será considerado un buen amigo... Publícala, escríbela, cántala, muévela. Nosotros la escribimos, eso es todo lo que queríamos hacer”.
Su estilo y su música dio lugar a lo que se llamó después folk-song, un sello en el que tuvieron plaza desde el principio Pete Seeger o los Almanac Singers, y después, gentes y voces como Peter, Paul and Mary, Joan Baez, Bob Dylan, y por seguir en el tiempo, hasta Bruce Springteen. (Y en el camino, los honky tonks, con Marty Robbins o Clint Eastwood a los que escuchábamos hace algunas semanas). Con deciros, aunque creo que no lo valoraría ni tanto así el bueno de Woody, que Obama es uno de sus grandes fans...

Woody Guthrie no se “casó” con nadie, ni con la autoridad impuesta, ni la sobrevenida, ni las alternativas por llegar. Sus grandes amores fueron su guitarra (donde podía leerse “esta máquina mata fascistas”), las carreteras (las autopistas que luego re-visitarían los escritos de Kerouac y las canciones de Dylan), y el tren, ese gusano acatarrado que engullía kilómetros y recogía en sus vagones a lo mejor de cada casa. Y toda esa gente, estibadores, mineros, obreros y jornaleros escupidos por  las  tormentas de polvo y pisoteados por la depresión: “Donde haya niños con hambre y llorando, donde la gente no sea libre, donde los hombres luchen por sus derechos, allí estaré yo”. Como Tom Joad, a quien dedicó esta canción, o Joe Hill, otro de los que combatieron armados con guitarras y palabras. Como Sacco y Vanzetti, los anarquistas italianos ajusticiados por la justicia americana a quienes dedicó todo un álbum. Dicho lo cual...

Me importa menos apuntar, pero lo apunto, que Woody Guthrie nació en julio de 1912, y que murió en un hospital de Nueva York en 1967 en el que había pasado los últimos 12 años de su vida...
Una vida lanzada hacia la gloria, una gloria particular, como hemos visto. Una gloria gloriosa. Como lo cuenta en su libro (podéis buscarlo en Internet, en las bibliotecas públicas o en cualquier librería), titulado en España "Con destino a la gloria", y como puede verse en la película de Hal Ashby, titulada en España “Esta tierra es mi tierra”.
De esta canción, This land is your land, su tarjeta de presentación , son estos versos: “Mientras estaba caminando vi una señal allá y en la señal ponía <propiedad privada>, pero en el otro lado... ¡no ponía nada! ¡Y ese lado fue creado para ti y para mí!. Esta tierra es tu tierra, esta tierra es mi tierra, desde California (Cádiz por ejemplo) a la isla de Nueva York (Orense si os parece)... esta tierra fue creada para tí y para mí” (todo sea dicho con permiso de los financieros y rajoys del mundo entero). Y suenan ahora...

Como recuerdo y homenaje, dos canciones, la primera de Woody, la citada "This land is your land". 
La segunda, de su hijo, Arlo Guthrie. Por si el tren que te lleva a la gloria no es el que esperas, por si no llega a la hora, por si es el último al que aún te puedes subir … “The last train to glory”. Hay una versión muy conseguida con los Boston Pops (que la podéis buscar también en youtube), pero os dejo esta que me gusta más. Aunque de fondo sólo veamos la imagen del tren a punto de entrar en la estación. O quizá ha salido ya...

Salud, amigos resistentes y buen viaje cuando os sintáis lanzados hacia la gloria, pero... no perdáis el tren.




viernes, 8 de junio de 2012

¡QUE VIENEN LOS FRANCESES!


La verdad es que los franceses no han vuelto a Logroño, así en plan de arrodearnos, desde 1521. Entonces salieron trasquilados y se mosquearon aún más cuando supieron que la raíz de la resistencia logroñesa había descansado más en los peces del Ebro y el vino tinto de sus gentes que por entonces no era de Rioja sino solo de vino, que en las armas y gritos de ¡San Bernabé y cierra España!
Aquella victoria de todos (ya que todos ganaron: los logroñeses porque hicieron retirarse a los franceses; los franceses porque una retirada a tiempo siempre es una victoria), aquella victoria decía, sí originó una celebración ciudadana que mantuvo siempre como enseña, la bandera, los peces y el vino.
Luego llegó la autonomía con otra bandera y más celebraciones. Y la semana de San Bernabé con Día de La Rioja incluido, se convirtió en un puente de plata para zambullirse en los hoteles de Salou y aledaños. Mientras, el Ayuntamiento de Logroño pedía a sus ciudadanos que se quedaran y reñía a los que desertaban de sus fiestas “emblemáticas”, reconocidas ya como de interés turístico regional, a falta de conseguir el reconocimiento nacional y como me dice quien lo sabe, con el galáctico a punto de caer.
Así las cosas, los franceses, tan suyos, van arrimándose poco a poco, ahora de turistas, de uno en uno o de dos en dos. Y en son de paz, salvo en lo deportivo, que ya se sabe que la envidia es mala consejera, y en lo económico, que ahí es nada lo que batalló el Sarkozy con la Merkel, primera de España y quinta de Alemania, para hacernos la vida imposible. (Menos mal que Hollande es otra cosa. Si no fuera porque es socialista, o socialoquesea, ya veríamos cómo los del pepé logroñés lo traían aquí al frente de las tropas francesas para recrear su victoriosa derrota).
Claro que esto de las recreaciones, de las alabardas ciudadanas y los “revellines”, se debe al empuje reciente de algunos munícipes que se empeñaron en revisar, reinventar en ocasiones, la mítica historia lugareña, con voluntarios a porrillo, degustaciones a mansalva y tomas y dacas de espadachines patrios y foráneos.
Y de ahí gallardetes y arcabuces. Todo de guerra, aunque de mentirijillas. Y mercadillos, tabernas y tabernarios, cosa del comer y del beber, que es de lo que se trata por aquí, desde mucho antes, por cierto, de que no se sabe quién, ni por qué ni por cuánto, nos encasquetera el título de ciudad gastronómica por excelencia, que es un título que da más juego eso sí que lo que hubiera representado ser, por ejemplo, ciudad o capital cultural, o de los derechos humanos o de las tres culturas...
Pero aquí nos conformamos con el ondear de oriflamas, gallardetes y estandartes, y hasta la alcaldesa, con permiso de su mentor y en recuerdo de tanta y tan sublime historia, le da tres pasadas al pendón de la ciudad en sus puertas y ventanas. Con la de pendones que hay por ahí...
Por lo demás, unos por aquí y otros por allá. Y en el centro, el Espolón.

(Buscaba una canción que ilustrar nuestro comentario de hoy, cuando recordé uno de los sainetillos de Vaya Semanita dedicados a Logroño. Y en el que se verá que la búsqueda de nuestra ciudad puede ser tan difícil como la del santo Grial, eso sí con alguna pincelada francesa, Y es que estamos donde estábamos. Nos tienen arrodeados. Los franceses, claro).

SALUD Y RESISTENCIA






VAYA SEMANITA VACACIONES A LOGROÑO