viernes, 22 de marzo de 2013

ANA, NO LLORES...



En vez de clarines de guerra, han sonado esta vez los ayes de los condenados y la voz solista del coro de verdugos diciendo, “a éste ya os lo habéis cargado”.
Todo un símbolo para una guerra de ocupación, una guerra “santa” declarada incluso por el gobierno de España (contra viento y marea, o sea, contra los vientos del pueblo y la marea ciudadana que se opuso a la misma). Una mentira absurda y mucho más masiva y destructiva que las armas de destrucción masiva que no existían más que en las mentes calenturientas de Bush, por entonces emperador de todos los estados unidos del norte de América, y de su trompetero Aznar. (Creo que firmaron también un desdibujado laborista, hijo de la gran, y un pobre hombre, portugués por más señas, al que ahora mismo no le da vergüenza encabezar el desaguisado europeo, más borroso que Barroso).
Puede que la acción denunciada a los 10 años de iniciada aquella desastrosa aventura sólo sea la punta de un iceberg. O que realmente, como apuntan los tirios y troyanos de lo políticamente correcto, sólo sea un caso aislado y ajeno a las órdenes del mando. Todo puede ser, aunque reconoceréis conmigo que cuando se jalea  y celebra la lucha contra el enemigo número uno del mundo, contra el mismo Satán, todo vale o puede valer. Los miles y miles de muertos civiles en la guerra de Irak son un ejemplo. La destrucción que resta en aquel país por los siglos de los siglos y las bombas que se reparten ahora en cualquier día, en cualquier mercado, también.
  
Podemos aceptar que con otros objetivos y acuerdos internacionales, las misiones militares del ejército español en otros lugares hayan sido más pacíficas y hasta humanitarias. Sin desconocer por ello que muchos defendemos que la actuación humanitaria corresponde a las Asociaciones e Instituciones igualmente humanitarias, entre las que difícilmente puede estar un ejército o agrupación militar. Sí correspondería esa misión humanitaria a Cruz Roja, por ejemplo, o a Médicos sin fronteras y gente así.
Y es que cualquier actuación pretendidamente no militar sobre la realidad o los problemas de una población que vive situaciones, geografías, idiomas y circunstancias tan diferentes, cuando llega apoyada por armas y tanquetas en posición de tiro, no es creíble. Y en muchas ocasiones ni aceptable.

¿Entonces? Ya no hay imperios que conquistar, ni colonias que machacar, tampoco es misión del ejército vigilar de fronteras para dentro -por más que alguna voz con estrellas y en nuestro país resbala sobre el tema de vez en cuando-; en todo caso cuidar las fronteras. De España o de Europa, por si vuelven a atacarnos los tártaros o se produce finalmente la tan anunciada y cinematográfica invasión de los marcianos. Vigilancia y convivencia en paz, que es justamente lo contrario a la guerra. Y para conseguir la paz, lo que hay que preparar no es la guerra, sino la paz.

Acabo. Además de revisar el video español-irakí si no lo conocéis, os dejo una canción. Un poema de Bertold Brecht que musicó Adolfo Celdrán y que yo he cantado en todas las formaciones musicales a las que pertenecí. Incluyendo aquella, más guerrera que musical, que se producía en la escuadrilla del cuartel de Recajo cuando el imaginaria decía, “ya se ha ido el sargento, ya se ha ido el sargento, canta la del General”, y yo cambiaba el cetme por la guitarra y cantaba la del General... Pues eso, ahora va la del General, con Adolfo Celdrán y Bertold Brecht.

Salud y Paz.



viernes, 15 de marzo de 2013

PARÍS CON AGUACERO


Es cierto. Cuando escribo sobre París, o simplemente, París, le añado al menos mentalmente, lo de “con aguacero”.
En realidad no es que siempre esté lloviendo en París. Mucho menos a base de aguaceros, con inundaciones y tormentas. Ni siquiera se tiene miedo a que las aguas del Sena puedan anegar la isla de la Cité y arrastren con ellas a Nôtre Dame y a su jorobado de toda la vida. Y de toda la muerte.
Porque lo que César Vallejo anuncia, más que un simple aguacero, es su propia muerte, cuando escribe:

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…
(Piedra negra sobre una piedra negra, en “Poemas Humanos”)

Y es que al aguacero de César Vallejo a mí ya me inundó hace mucho tiempo. Desde que lo conocimos. Debió ser en 1971 o 1972, cuando apareció por Logroño Mariano Casanova, poeta peruano, como Vallejo. Nos llegó de la mano de Javier Pérez, buen amigo y buen poeta, y los dos nos propusieron a los del Rebaño Feliz que musicáramos y recitáramos la poesía de César Vallejo. Aquello fue muy bonito, didáctico y entrañable. Lo primero de todo porque supimos de la obra de Vallejo, su vida en Perú, su militancia comunista, su viaje a la URSS, su amor a España, su muerte en París. Luego, porque pudimos darlo a conocer en una actuación memorable de la que muchos guardamos un venturoso recuerdo.
Entonces fue cuando puse música y cantamos uno de los más grandiosos poemas que yo haya conocido en mi vida, “Masa”. Quizá porque sentí, escuché y vi venir a los “veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando <Tanto amor y no poder nada contra la muerte>”… (Luego, muchos años después, seguía viéndolos y escribí sobre ello y sobre ellos).

Estaba también su elegía a Pedro Rojas “de Miranda de Ebro, padre y hombre” que “solía escribir con su dedo grande en el aire: <Viban los compañeros>”, con esa b enorme, de ferroviario y “de buitre en las entrañas”.
Y esa tremenda premonición con la que cerraba el libro “España, aparta de mí este cáliz”:
“Niños del mundo,
si cae España –digo, es un decir-
si cae…”

Cuando Vallejo murió en París en 1938 el aguacero que se lo llevó venía de España, a punto de caer...

Os dejo “Masa” en dos versiones. La primera recitada. Enorme.
La segunda cantada, ¿qué puedo decir? No sé quién hizo el montaje, pero bueno, se escucha muy bien.
Vallejo y salud.



viernes, 8 de marzo de 2013

DE CHAVES A BRAVO, VENEZUELA Y SOLEDAD


Siempre hay vida por delante. Y futuro. Con problemas, naturalmente. Con muchos problemas puede ser, como seguramente tiene, ha tenido y tendrá Venezuela.
El chavismo ha perdido a su jefe, en estos casos se dice “carismático jefe”, y ahora se inicia una vez más ese proceso que nos mostrará en algún tiempo, unos meses o unos años, si el movimiento bolivariano sobrevive a su fundador.
Que la realidad social y política en Venezuela es controvertida es algo que podemos aceptar todos, al margen de las mayores o menores simpatías que tengamos por Chávez, un militar populista que consiguió el poder no con un golpe militar, que en su momento intentó, sino con la victoria repetida en las urnas. Un apoyo que debe tener alguna justificación más allá del simple seguimiento de las masas hacia un, llamemos como dice nuestra prensa en general, “caudillo”. Parece, aunque esto sí que no suelen recogerlo los medios de comunicación europeos, que el gobierno de Chaves ha mejorado la situación económica de la mayoría de la población venezolana: hay muchos, pero muchos menos pobres que los que había antes de su mandato. Ha mejorado la educación y otros servicios sociales. Incluso se ha permitido el lujo de entregar miles de viviendas a los que no las tenían. 
Ciertamente en Venezuela, mucho más en España, se discute sobre la regulación que ha hecho el gobierno de Chaves de las libertades públicas, de la libertad de expresión especialmente. Sin embargo, los venezolanos, que no los españoles o los europeos, han elegido una y otra vez, en comicios nacionales y locales, el gobierno de Chaves. Democráticamente.

También es cierto que aparte del petróleo, cuya enorme riqueza natural revierte a todo el país, los mayores detentadores de la riqueza de y en Venezuela, que no del gobierno, son -como siempre- las mismas clases adineradas de siempre. Evidentemente opositoras al chavismo. Y con más apoyos, por lo que vemos y leemos, en el exterior que dentro de Venezuela.
Pero hay que reconocer también que hay opositores que no son ricachones o derechones. Por ejemplo Soledad Bravo
Soledad Bravo es una mujer venezolana nacida, hace ya muchos años, en Logroño, España. En 1943, más o menos cuando sus padres, republicanos, decidieron exiliarse en Venezuela. Soledad Bravo es una conocida y reconocida cantante, que formó parte de los movimientos contestatarios y progresistas de la canción popular tanto en América Latina como en España, donde vivió algunos años tras la muerte de Franco. En aquellos tiempos pudimos escucharla y saludarla en la Tabacalera, en lo que luego sería la sala Amós Salvador.
Su repertorio recogió siempre canciones tradicionales de Venezuela, y temas de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o poemas de Alberti. Que, además de otros "sones", sigue cantando.
Soledad Bravo ha sido en los últimos años, una opositora más del “comandante” Chaves. Y quien esté interesado en sus razones, podrá encontrarlas en internet. Como muchas de sus canciones. Yo he elegido un tema de Pablo Milanés que también se acercará al escenario para cantarlo con Soledad: “Para vivir”.

“Para vivir”, una canción de amor con voces de Cuba y Venezuela. Dos países con luces y sombras, pero con claves más profundas de lo que nos cuentan algunos medios de comunicación, quiero decir de lo que nos cuentan algunos dueños de medios de comunicación. La vida misma.

Buen fin de semana y buena música. Salud como siempre, y no pueden faltar resistencia y acción.


 

viernes, 1 de marzo de 2013

TONY SHERIDAN


Hace un par de semanas murió Tony Sheridan. ¿Que quién era Tony Sheridan? Bueno, pues un tipo que tuvo la oportunidad de cantar, grabar y casi casi “descubrir” a los Beatles que todavía no eran los Beatles y andaban actuando por los tugurios de Hamburgo en Alemania.
Corría el año1961 y los chavales de Liverpool se batían el cobre, bombos y guitarras en los antros donde los marineros del mundo entero buscaban bebida, mujeres y música, por ese orden, cuando recalaban en el puerto de Hamburgo. Para aquellos chavales de Liverpool debió ser una buena, aunque poco recomendable, escuela de vida y de música. Así lo contaron ellos mismos y sus biógrafos, los ortodoxos y los heterodoxos.

De aquella época, que se repartió en varias anualidades, y de aquella ciudad, se trajeron las cazadoras de cuero, las ganas de comerse el mundo, mucho repertorio y el flequillo, gracias a gente como Astrid (la novia del entonces bajista Stuart Sutcliffe) o el propio Sheridan.
Cuando a este hombre le ofrecieron grabar un disco en Hamburgo, fue a buscar a lo chavales y les bautizó para la ocasión con el nada sofisticado nombre de Beat Brothers (los hermanos del dale que dale). Juntos, dejaron para la posteridad algunas canciones donde Sheridan era la estrella y los del beat ponían guitarras y coros. “My bonnie” por ejemplo, una canción tradicional y marinera que ellos rokanrolearon y que, además y sobre todo según cuenta la leyenda, fue la canción y disco que alguien buscaba algún tiempo después en la tienda de discos de Brian Epstein en Liverpool.
Epstein tuvo curiosidad por conocer al grupo y se fue a verlos a la Caverna, taberna cervecera y musical de Liverpool, que por cierto era todavía y también otra de las grandes ciudades portuarias del  mundo.
Y allí conoció Brian Epstein a los Beatles. Lo demás es ya historia.

Aquí escuchamos ahora, seguiditos, un par de temas de Sheridan con los Beat Brothers, uno lento primero, antes de que al minuto y veinticinco segundos estalle My Bonnie.