Querido Labordeta, dos puntos, me doy cuenta ahora, al recibir el vídeo
que veremos al final, que no te había dedicado todavía un blog entero de los de
nombre y apellido (bueno, en tu caso hubiera bastado con el apellido, sonoro y contundente,
la-bor-de-ta). Sí que apareces de vez en cuando en el mismo, como si estuvieras
en tu casa y asomaras la cabeza con cualquier motivo.
Así que aprovecho esta dedicatoria, querido Labordeta, que te dirige
nuestro primo Carbonell, para hacerlo.
Comienzo recordando tantos escenarios compartidos, el fervor de la gente de
esta tierra es La Rioja, esta tierra es Aragón, cantando al unísono que Somos,
que éramos y que seremos. Que La Rioja existe, como Aragón (incluso Teruel), y
si nos unimos los hemos de hacer. La Albada que con Imanol no sólo era guerrera
sino esdrújula. El canto de los cantos, una décima sinfonía, a la Libertad y
habrá un día en que todos. No sé si acabará siendo el himno de Aragón, pero te
aseguro que es el nuestro, el de todos los que seguimos marchando reivindicando
los derechos que nos tiran a la basura un día sí y otro también. Recortes,
dicen, que es una forma de estrecharnos la libertad, incluso, la de
manifestarnos, la de ser libres ante el poder. Bueno que de eso supiste, supimos
mucho en otras épocas, desde cuando hacíamos frente a los franquistas de Franco
hasta tus tiempos de diputado enfrentado, una vez más, a los neofranquistas del
PP. Aunque ahora, al menos, podías mandarlos a la mierda, eso sí, con
educación…
Paseaste también por media España, saludando y escuchando a los
protagonistas desconocidos de tanta vida e ilusión. Así que no es de extrañar
que te reconociera todo el mundo cuando paseábamos camino de un concierto, de
una presentación, por Logroño por ejemplo, una ciudad amiga pero distinta. Y te
decían, aúpa Labordeta, como de siempre, como de amigos, todo lo más
estrechándote la mano, que eso sí, buscaban con admiración los más viejos que
preguntaban lo que ya sabían: “Usted es el de la mochila, ¿verdad?”. Y se iban
encantados de tu sonrisa y apretón de manos.
En lo más cercano me quedo con tu abrazo y presencia en aquel recuerdo y
homenaje a Carmen, o con ese prólogo, seguramente uno de tus últimos trabajos,
a mis poemas de “antes de que suene el primer vals”.
Te echamos de menos, Labordeta, y a veces buscamos alguna disculpa,
hacerte un homenaje es la más socorrida, para seguir sintiéndote al lado. Recordamos
tus canciones, como hicimos en Arnedo o en Logroño, y en toda España me consta,
y salimos a la calle de nuevo, más fuertes y más unidos que nunca.
Algo de eso he sentido al ver este video de Carbonell que paso a mis
amigos; le acompaña también Eduardo Paz, el bullonero, ya estáis los tres de
nuevo, estamos, que por algo fuimos, SOMOS y seremos.
Un abrazo mío y de todos mis amigos.
Me consta que somos muchos los que te leemos y los que disfrutamos con tu blog...un abrazo y a seguir.
ResponderEliminarJ l Gobantes
Un abrazo para Labordeta y otro para ti, Jesús, que también formas parte del paisaje de nuestras vidas.
ResponderEliminarEmocionan Joaquín Carbonell y Eduardo Paz, y Labordeta, porque se le escucha con claridad.
Labordeta era un tío cojonudo. Gracias por recordarlo.
ResponderEliminar