viernes, 10 de febrero de 2012

LOS OBISPOS, INCLUSO EL DE ROMA ¿SON FUNCIONARIOS?

He leído en algún periódico que un obispillo de por aquí (no se m'enfade nadie por el tratamiento que obedece simplemente al intento de dejar lo de obispo como más propio del titular de Roma) se ha metido con los funcionarios. Leída la noticia con regular atención, resulta que no ha sido para tanto, lo que pasa es que ya se sabe. En este país de anticlericales como ya no está bien visto quemar iglesias, pues la gente va y se mete de vez en cuando con los curas y sus jerarquías, obispillos incluidos, por un quítame allá esas pajas, o vigas, en ojo ajeno.
Lo que ha dicho el susodicho es que los jóvenes de ahora lo que quieren es ser funcionarios. Un poco, la verdad, como los de antes, que querían ser bomberos, policías o médicos, enfermeras en su caso que médicas no había, todos ellos y ellas tan rica y definitivamente funcionarios. Así que la cuestión, en realidad, es saber qué ha querido decir este hombre en su proclama. Veamos pues.
¿Es que ser funcionario es malo, o sea en lenguaje eclesiástico, intrínsecamente perverso (como el comunismo o el liberalismo por ejemplo y siempre según las encíclicas vaticanas)?
¿Tal vez es que el funcionario, como dicen los chistes y Martín Ferrán, es un hombre, o una mujer, que hiberna y veranea echado a la Bartola en oficinas, escuelas, hospitales o comisarías, esperando que le caiga la nómina mes tras mes y para siempre, mientras fuera llueve y truena?
¿Es relevante para nuestro tema que los funcionarios, para alcanzar esa categoría, hayan tenido que prepararse duramente y pasar nervios y exámenes sin cuento?
¿Acaso lo que no está bien es que los jóvenes, aún aceptando ese primer estadio de opositor sacrificado, busquen un futuro placentero y seguro que, quizá desde la óptica del Valle de Lágrimas, ningún hombre merece?
¿Puede que ese estatus de eternidad para más inri, genere envidias y frustraciones en el resto de ciudadanos lo que hace que los funcionarios, por activa o pasiva, protagonizen situaciones escandalosas, pecaminosas incluso?
Por otra parte, ¿pensó el obispillo en lo que generaría su chascarrillo no ya en los medios de comunicación y sindicales, sino en mi propia cabeza? Por cierto, la de un funcionario, con perdón...
... Pues me ha llevado a formularme la pregunta del millón. ¿Es un obispillo funcionario? O revisando sus orígenes. ¿Es un seminarista opositor a funcionario, y un cura funcionario?
Me parece a mi que quizá sí. Que puede que sí. Con o sin parroquia, o sea, con o sin destino. Con o sin dedicación, además de con o sin vocación, o preparación, o ganas de trabajar. Etcétera.
¿Rumiaba el obispillo estas mismas ideas cuando escribió el texto de marras?
Entonces, seguramente, se topó con algunas diferencias en el contrato o convenio funcionarial.
Evidentes en los contrayentes. De una parte, el Estado o administración correspondiente y un señor o señora. De la otra, Dios y un señor, que no hay señoras en las parroquias. Al menos como párrocas.
En cuanto al objeto, las diferencias son menores en trazos gordos, ya que todos se deben a las directrices del patrón, como sabemos, la administración para unos, Dios o alguno de sus representantes en la Tierra para los otros.
Más disparidad, observo, podríamos encontrar en las obligaciones contractuales. Los funcionarios terrenos no se deben a la causa en cuerpo y alma, pueden y generalmente tienen familias terrenales igualmente, y algunas horas al día -salvo situaciones extremas- se las reservan para ellos mismos. Algo, esto último, que por supuesto también practican los funcionarios celestiales, aunque está claro que se deben a la causa, o a su causa, en cuerpo y sobretodo alma entera y no tienen descendientes directos terrenales. Y si los tienen son fruto del pecado, aunque sean Papas, que de eso ya cuentan historias las historias.
También es cierto que no es lo mismo romper con la administración que con Dios. Dios, en forma directa o porque así lo ha manifestado a sus representantes, no está por la labor de firmar finiquitos de cualquier manera.
     Y así, los funcionarios eclesiásticos ni siquiera tienen, como los ricos del corazón, tribunales de la Rota.
     Y así algunos andan por libre, celebrando a lo pobre o ajuntándose como Dios les da a entender, aunque no se lo permita.
Pero la mayor de las disimilitudes, y la que seguramente más mosquea al bueno, es un decir, de nuestro obispillo, es la demanda de puestos funcionariales. Son legión los que pretenden una plaza en este bureo de las administraciones terrenales, y cada vez menos los que aspiran a firmar contrato con las instancias celestiales. Y ahí le duele al de la tonsura y el bonete. Pero no cabe duda de que dada la constancia y firmeza de la estadística, debe tratarse de algún designio divino, que se crea o no en ellos, o en Él, y como ocurre con meigas y brujos, haberlos haylos.
Todo esto me ha recordado un poema que os traspaso como despedida y cierre.

        ACERCA DE DIOS

        Era el principio y el fin de la historia,
        una entelequia, el todo y la nada,
        el contador de los días, la espada
        justiciera, el poder y la gloria.

        Una idea, un espejismo, la noria
        que no para, la hostia consagrada,
        el ojo del huracán, su mirada,
        un agujero negro en la memoria.

        El miedo, la locura, el desafuero,
        el dolor, la mentira y la verdad,
        la angustia de nacer para morir.

        Un absurdo cabalgando, el cero
        y el infinito; y la eternidad
        eterna de otra noche sin dormir

3 comentarios:

  1. Ultimamente los obispos no dan una en el clavo, van todas a la herradura.
    Del blog de un tal Cejudo (osea que tiene una ceja "asin" de gruesa y peluda)

    Me llama la atención lo rápidos que han sido nuestros obispos para aplaudir las primeras medidas del gobierno del PP: la supresión de Educación para la ciudadanía y los derechos humanos y la derogación de la ley del aborto.
    También se anuncia un estudio sobre la píldora del día después, que presumiblemente, también sacarán de la sanidad pública. Éstas y otras medidas que vendrán más adelante, en la línea de lo que vienen defendiendo nuestros obispos, ha motivado que éstos hayan salido a la opinión pública, con toda rapidez, para aplaudir sin pudor.
    Imposible oir rien de rien

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  2. No te olvides de lo esperpéntico/paradójico de la situación ¿Quién les da de comer a los eclesiásticos españoles(católicos sólo, porque para eso son la única religión verdadera, claro? ¡El estado español! O sea funcionarios a cargo de los Presupuestos del Estado (además de otras prebendas, como exenciones de múltiples impuestos. Total unos 40.000-45.000 millones/año € de ná. Claro que dada la deriva de vocaciones y la crisis quizás piensen que reduciendo a los "otros" quizás les toque a ellos más!!!??? En fin, con la Iglesia topamos, amigo Sancho, digo... Jesús.

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    1. Ciertamente, y no es un detalle menor. Nuestros obispillos y sus parroquianos funcionariados... esos sí que viven del Estado. Y no creo que este Gobierno esté pensando en bajarles el sueldo...
      Pero bueno. Cosas veredes, amigo Sancho.
      Y quizá algún día veredamos...

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