Parto de que lo peor que puede hacerse, y me temo que es lo que hará el PP, es poner a Cataluña contra las cuerdas. Y entonces Cataluña que además de un conjunto de ciudadanos es también, como cualquier rincón del planeta, un “pueblo” manejable en asuntos de identidad, de historia casera y de “somos más que un club”, aún se rebotará mucho más en el camino hacia la autodeterminación, independencia o lo que sea.
También puede ocurrir que todo se
quede en lío de borrajas si Cataluña consigue un tratamiento económico
especial, como el de los vascos y navarros, o mejor incluso, si el ruido
orquestado así lo propicia.
En el camino se producirán, se
están produciendo ya, recortes sociales a mansalva, y qué mejor manera de
continuar y disimular el desafuero, que el de gritar a los cuatro vientos, “pero
somos y seremos catalanes” (en catalán, claro).
Euskadi que ni siquiera tiene una
invasión que echarle a la cara al gobierno de Madrid (la represión de Franco, aparte del idioma, no
fue exclusiva, se dio en toda España y si alguien lo duda que se lean lo qué
pasó en La Rioja, un sitio como otros muchos donde pareció que “no pasaba
nada”), también se planteará lo del soberanismo, el referéndum y la independencia.
Qué hacer. A su favor, el nacionalismo vasco tiene el hecho, que todavía no se
ha demostrado científicamente pero todo llegará, de que cuando lo del big-band,
los primeros (primerísimos) vascos, ya andaban y habitaban entre el Amboto y el
Cantábrico (nombre que sugiere el de otra tribu norteña pero no vasca; ¿serán también
los cántabros contemporáneos del big band?).
En fin, ¿quién teme al lobo
feroz? ¿Desde cuándo un referéndum es un lobo feroz? Precisamente, ahora
andamos muchos pidiendo un referéndum al gobierno pepero para que el país se
cuestione su política, social, económica y política (valga y mucho la
redundancia). Bien, supongo que a los que andamos detrás de esto en La Rioja,
Andalucía, País Vasco o Cataluña nos parece más importante la lucha contra los
recortes en la sanidad, la educación, o ¿por qué no?, en los sueldos de los
funcionarios, que decidir si queremos ser todos españoles, o no, si queremos
ser como españoles pero menos, o no serlo pero parecerlo y así sucesivamente.
Pero claro, habrá opiniones para
todos los gustos. También quien dedique al tema algo de tiempo. Y empeño. Y,
amigos y amigas, este es el quid de la cuestión. Hay quienes se han
empeñado. Y ante eso yo no me quitaría el sombrero, pero lo aceptaría. Porque un
referéndum puede hacerse. Ciertamente es prerrogativa del gobierno central,
pero podría delegar en las nacionalidades, o regiones en su día, empeñadas. O
sea, discútase el cómo hacer el referéndum, pónganse fechas y preguntas, y hágase
con tiempo y perspectiva, adaptando y cambiando lo que haya que cambiar. La
Constitución por ejemplo, que ya se vio que era posible hacerlo de un día para
otro. Y así, tengamos la fiesta en paz. Y sin amenazas ni ruidos de sables que
no vienen a cuento. Esto del referendum soberanista ya se ha hecho o se va a hacer en otros lugares. Por
los que ahora nos vamos a pasear.
Quebec es la región más grande de
Canadá. Su lengua es el francés y desde siempre ha contado con partidarios de
la secesión, o sea, de la independencia. En el primer referéndum, 1980, votaron
a favor el 40%. En el segundo, 1995, el 49%. Por poco lo pillan. Lo cierto es
que en el 2006 el gobierno central consideró a Quebec como nación dentro de Canadá
y lo de la secesión se difuminó un tantito. Ahora mismo, en las elecciones en
Quebec, los independentistas han ganado con un ¡32%! de los votos. Parece ser,
en todo caso, que sus candidatos así como los derrotados liberales andaban más
preocupados en la campaña electoral, y supongo que en el andar por casa de cada
día, por la recuperación económica de Quebec que por cualquier otra cosa,
incluyendo la independencia y el cambio banderil.
En todo caso seguirían siendo
súbditos de la reina Isabel II. Como sería el caso en Escocia. Los
independentistas escoceses, ya lo han dicho, mantendrían a la soberana, que
ahora lo sería del Reino Unido y de Escocia. Usarían también como moneda
nacional la libra esterlina, o sea, la inglesa, eso que los escoceses tienen su
propia libra que, por otra parte, vale lo mismo. Ya se sabe que el referéndum
se celebrará el 2014 y que su resultado será vinculante. ¿Quién ganará? Bueno,
yo tengo un pálpito y lo digo ya. Que no, que a pesar de batallas y batallitas,
de Mel Gibson y Robert the Bruce, y de los miles e incendiarios chistes de
“había un inglés” y peores, los escoceses seguirán siendo hijos de la Gran… Y
bebiendo y cantando mucho. Con una ciudad como Edimburgo, que se cae del
castillo y se rompe en plazas y callejuelas con nombres de bardos, poetas y
asesinos.
Ciudades por ciudades, fíjate,
Donostia-San Sebastián. En otro mar Barcelona. Bueno y sin desmerecer Sevilla,
Madrid, o Logroño, que no tiene un océano junto al Espolón pero es la capital
gastronómica del mundo mundial...
Vuelvo al referéndum. Más
importante ahora mismo que el resultado, en Escocia por ejemplo, es que pueda
hacerse. Que puede hacerse. Como debiera poder hacerse en Cataluña y País
Vasco, si siguen en el empeño.
Empeño que no es el mio, pero que
respeto y para el que pido respeto. Incluso a los que gobiernan este país.
Entre otras cosas para que no conviertan esta historia, unos y otros, en la
protagonista de la realidad social, cultural y política que en general y más en
estos tiempos, es muy otra. La de una crisis económica galopante provocada por
un sistema financiero insaciable e insolidario, empeñado en destrozar las
conquistas de cien años de luchas y reivindicaciones de miles y miles de
personas en el mundo entero. Un sistema que tiene como prebostes, albaceas y
alguacilillos en muchos países a sus propios gobernantes. Centrales, autonómicos y aún municipales.
Luchar contra eso es lo
importante. Y lo que nos debería unir a regiones, naciones y países. Pero si a
favor o en contra de la marea hay quien pretende otra cosa, adelante, que lo
haga. Siempre que sea por medios pacíficos. Como decíamos con ETA… que dejen
las armas, si quieren la independencia que lo planteen políticamente, que
actúen políticamente, que se agrupen en partidos políticos… En eso están, ¿no?
¿Un resultado en los hipotéticos
referéndums catalán y vasco? No lo sé.
No se irán, pero si se van,
adiós, adeu, agur…
(Qué curioso. ¿Veis como el lobo no es tan feroz? Todos tienen ya su himno registrado y legalizado).
El himno de LA NACIÓN RIOJANA tiene más marcha, más ritmo, más gancho, más coraje.... 'LA RIOJA EXISTE' les da muchas vueltas a esos tan lánguidos.
ResponderEliminarY el siguiente paso, una vez independizados, qué pasará con los que se queden dentro y no querían lo que ellos.
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