Siempre hay vida por delante. Y futuro. Con problemas, naturalmente. Con muchos problemas puede ser, como seguramente tiene, ha tenido y tendrá Venezuela.
El chavismo ha perdido a su jefe, en estos casos se dice
“carismático jefe”, y ahora se inicia una vez más ese proceso que nos mostrará
en algún tiempo, unos meses o unos años, si el movimiento bolivariano sobrevive
a su fundador.
Que la realidad social y política en Venezuela es
controvertida es algo que podemos aceptar todos, al margen de las mayores o
menores simpatías que tengamos por Chávez, un militar populista que consiguió
el poder no con un golpe militar, que en su momento intentó, sino con la
victoria repetida en las urnas. Un apoyo que debe tener alguna justificación
más allá del simple seguimiento de las masas hacia un, llamemos como dice
nuestra prensa en general, “caudillo”. Parece, aunque esto sí que no suelen
recogerlo los medios de comunicación europeos, que el gobierno de Chaves ha
mejorado la situación económica de la mayoría de la población venezolana: hay
muchos, pero muchos menos pobres que los que había antes de su mandato. Ha
mejorado la educación y otros servicios sociales. Incluso se ha permitido el
lujo de entregar miles de viviendas a los que no las tenían.
Ciertamente en Venezuela, mucho más en España, se discute
sobre la regulación que ha hecho el gobierno de Chaves de las libertades
públicas, de la libertad de expresión especialmente. Sin embargo, los
venezolanos, que no los españoles o los europeos, han elegido una y otra vez,
en comicios nacionales y locales, el gobierno de Chaves. Democráticamente.
También es cierto que aparte del petróleo, cuya enorme
riqueza natural revierte a todo el país, los mayores detentadores de la riqueza
de y en Venezuela, que no del gobierno, son -como siempre- las mismas clases
adineradas de siempre. Evidentemente opositoras al chavismo. Y con más apoyos,
por lo que vemos y leemos, en el exterior que dentro de Venezuela.
Pero hay que reconocer también que hay opositores que no son
ricachones o derechones. Por ejemplo Soledad Bravo
Soledad Bravo es una mujer venezolana nacida, hace ya muchos
años, en Logroño, España. En 1943, más o menos cuando sus padres, republicanos,
decidieron exiliarse en Venezuela. Soledad Bravo es una conocida y reconocida
cantante, que formó parte de los movimientos contestatarios y progresistas de
la canción popular tanto en América Latina como en España, donde vivió algunos
años tras la muerte de Franco. En aquellos tiempos pudimos escucharla y
saludarla en la Tabacalera, en lo que luego sería la sala Amós Salvador.
Su repertorio recogió siempre canciones tradicionales de
Venezuela, y temas de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o poemas de Alberti. Que, además de otros "sones", sigue cantando.
Soledad Bravo ha sido en los últimos años, una opositora más
del “comandante” Chaves. Y quien esté interesado en sus razones, podrá
encontrarlas en internet. Como muchas de sus canciones. Yo he elegido un tema
de Pablo Milanés que también se acercará al escenario para cantarlo con Soledad:
“Para vivir”.
“Para vivir”, una canción de amor con voces de Cuba y
Venezuela. Dos países con luces y sombras, pero con claves más profundas de lo
que nos cuentan algunos medios de comunicación, quiero decir de lo que nos
cuentan algunos dueños de medios de comunicación. La vida misma.
Buen fin de semana y buena música. Salud como siempre, y no pueden faltar resistencia y acción.
Interesante reflexión sobre 'qué y cómo nos cuentan los medios de comunicación (mejor sus dueños)' en Europa, las cosas y las políticas que no les 'cuadran'.
ResponderEliminarDesconocía la filiación logroñesa de Soledad Bravo y su oposición a Chávez. Gracias.
ResponderEliminarY cómo canta "La vida no vale nada".
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