Crece la indignación. Realmente
se nos sale por las orejas. Y así lo manifestamos en el trabajo, en el café, en
internet, en cualquier lugar y situación. No somos todos, pero somos muchos. La
mayoría, dice Anguita.
¿Quién? ¿Anguita? ¿El
fundamentalista de la pinza?
Bueno...
Mucho se podría discutir acerca
de principios y otras componendas. ¿Realmente hay o quedan principios que
defender, siquiera exponer? ¿No es suficiente con manejar o gobernar lo posible?
Bien...
El Estado del Bienestar es un
derecho. ¿Inamovible? Por ejemplo, se han conseguido sucesivas mejoras a lo
largo de los años, de los siglos, de la historia incluso. ¿Irrenunciables? Se han firmado acuerdos, convenios.
¿Intocables?
Veamos...
Cada cual, personas y partidos
políticos, se van colocando en su lugar. ¿Se pueden mover los derechos del
Estado del Bienestar? ¿Se puede renunciar -via Decreto Ley- a las mejoras
conseguidas? ¿Se pueden tocar los acuerdos y convenios ya firmados, incluso con
el Estado?
Está claro...
que sí. El PP lo está haciendo. Igualico
que lo hizo con anterioridad, y la misma alevosía, el PSOE. Lo que pasa es que
el PP sigue montado en el caballo de Atila y quiere prometer y promete acabar
con la poca verde hierba que aún luce el Estado del Bienestar. ¿Pero hay
alternativa?
Por ejemplo el psoe...
¿Ha dicho algo el PSOE, en un
hipotético programa que empezara desde ya a mostrarse como alternativa al del
PP, sobre subir el salario mínimo interprofesional? ¿Qué hay de aquello de que
paguen más los que más tienen? ¿Y de oponerse a la subida del IVA? Me quedo
sólo con estos contados y tiernos brotecitos del psoe francés, dispuesto, al
parecer, a defender el Estado del Bienestar. En Francia, claro. ¿Sería capaz el
psoe de aquí de defender así el nuestro?
¡Toc, toc!. ¿Es el psoe?...
Ah, que ni saben ni contestan...
¿Entonces?...
Entonces volvemos a lo de Anguita
y a los principios. Igual tenía razón el cordobés en aquello de programa, programa,
programa. Igual aquellos diez puntos, o nueve de ellos, al menos siete, cinco
por lo menos, no eran realmente negociables.
En todo caso, Anguita -que sigue
militando en IU y el PCE, pero se dirige ahora a los ciudadanos mondos y
lirondos, a la mayoría social- plantea ahora una reflexión movida. O sea, una
reflexión que busca la acción. Y esa articulación indignación – reflexión –
acción (casi programa), no la teníamos. Y Anguita la propone. Y no es
descabellada.
Ya, pero yo ya estoy de vuelta de
todo...
Mejor, de casi todo. Aún no
tenemos ni idea de la vuelta que nos van a dar. Cuando acaben, es un decir
porque igual este viaje hacia atrás no tiene fin, igual ni nos reconocemos como
paisaje y paisanaje del mundo que hemos vivido. Que hemos construido. Que hemos
luchado. ¿Y nos vamos a quedar cruzado de brazos?
No, si yo cabreado estoy. Y lo
que despotrico. Con decirte que empiezo en el desayuno...
Tú misma querida, tú mismo
querido. Yo me apunto con Anguita, y con cualquiera que sea capaz de pasar del
cabreo y de la indignación, a la acción.
Y la acción, para solucionar una
sinrazón social y política, deberá ser social y política. Y razonada.
Os dejo el manifiesto de
marras aquí debajo. Ya sé que es largo, tanto como necesario, en mi opinión.
No os pido que le deis una oportunidad. Os pido que os
deis una oportunidad.
Salud, resistencia y acción.
Somos mayoría
Julio Anguita
La experiencia diaria nos demuestra que,
independientemente de la adscripción ideológica, política, sindical o
profesional de cada uno y de cada una, somos
mayoría quienes coincidimos en señalar y comentar una serie de evidencias
que el sentido común más a ras de tierra no tiene por menos que reconocer como
verdaderas e indiscutibles. A título de apretado resumen veamos algunas de
ellas:
1. Somos mayoría quienes
empezamos a vislumbrar que esta situación no tiene remedio con las medidas que
-con la excusa de la UE y los mercados- el poder económico-financiero está
imponiendo. La deuda de las familias, la banca, las empresas y el Estado (con
sus tres administraciones) es la siguiente:
Deuda del Estado
……………………….… 600.000 millones de euros
Deuda de las familias a
los bancos……………. 1 billón de euros
Deuda de las empresas a
los bancos………….. 1´3 billones de euros
Deuda de la banca al BCE y
otros…………… 200.000 millones aproximadamente
Esta cantidad es impagable y lo es porque debido a la política
de recortes y reformas del mercado laboral añadidas a la crisis, han producido
una depresión que no da señales de acabar; muy al contrario, parece que va a
continuar sin saber hasta cuando. Y a pesar de ello cada día hay una subasta de
títulos, bonos y pagarés a creciente interés y con una prima de riesgo
disparada, el Estado interviene y nacionaliza las pérdidas de los bancos
quebrados con la confesada intención de devolverlos al sector privado una vez
saneados.
La ayuda de la UE a los bancos está avalada
por el Estado y en consecuencia éste asume, como garante último, la devolución
del préstamo. Los recortes a las condiciones de vida de la ciudadanía continúan
en una clara transgresión, no sólo de la solemne Declaración de DDHH de la ONU
sino -incluso- de los Títulos Preliminar y VII de la vigente Constitución
Española. No hace un año todavía la Constitución ha sido modificada en su
artículo 135 a
fin de que la deuda tenga preferencia de pago sobre cualquier otro gasto
público. El llamado Estado de Derecho ya no es tal. Paralelo al Estado y sus
administraciones, existe otro que informa el impulso de la acción política; un
doble Estado formado por mafias, redes clientelares, intereses espurios, grupos
de presión y alguna que otra alcantarilla. La situación es todavía susceptible
de empeorar si no se ataja esta política.
2. Somos mayoría quienes
padecemos en nuestra propia situación, en la del entorno familiar, en la del
vecinal o en el de nuestras amistades, el problema lacerante del paro, la
precariedad, o las mil y una formas de degradar el ejercicio del trabajo. Y si
a la cifra millonaria de parados y mal contratados le añadimos la evidencia de
que los poderes públicos sólo plantean escapistas fórmulas consistentes en
esperar una - cada vez más hipotética- recuperación que traiga “el crecimiento
y la creación de empleo”, tendremos el cuadro de una situación sin esperanza,
sin proyecto y sin calendario alguno. Así el discurso oficial (que es el del
Gobierno pero también el de otros) alaba la flexibilidad en los despidos, la
ruptura de los convenios o la trata de casi esclavos como una medida necesaria
para crear empleo. De la misma manera se afirma que los recortes en sanidad
ayudan a una mejor asistencia sanitaria y los recortes en educación producen
una mayor calidad de la misma. Y en resumen, el discurso del absurdo, del
cinismo y del aventurerismo conceptual y lingüístico que ha raptado a la razón,
la lógica y hasta el más llano sentido común. Pero lo que constituye el mayor
agravio para los que en estas circunstancias todavía tienen un puesto de
trabajo, es oír como el mismo no es un derecho constitucional sino un
privilegio.
3. Somos mayoría quienes
padecemos en nuestras carnes -o en las de infinidad de familias- la pérdida de
horizonte, de futuro y de expectativas para la juventud española. Hace años el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas le encargó a James Petras,
sociólogo norteamericano y catedrático de varias universidades estadounidenses,
la elaboración de un estudio sobre las perspectivas de trabajo para los jóvenes
de España. Petras entregó el trabajo en 1996, le pagaron y archivaron los
estudios encargados. En aquellos documentos, que hoy están al alcance de
cualquiera que quiera entrar en la red, el profesor Petras lanzaba el aviso de
que ya estábamos ante las primeras generaciones que iban a vivir peor que sus
padres. ¿Qué se hizo para evitar este drama? ¿Han reparado algunos “patriotas”
en que cuando la juventud de un país sólo tiene como horizonte la emigración
(para titulados) o la prolongación sine die de la tutela familiar, ese país
deja de existir? ¿Qué padre o madre no estarían dispuestos, junto con sus
hijos, a hacer algo efectivo para evitar este holocausto generacional?
4. Somos mayoría quienes presenciamos
con asombro y escándalo que la corrupción se ha transformado en el hábitat
cotidiano de nuestra existencia. Una corrupción que atraviesa los tres Poderes
del Estado y llega hasta las más altas magistraturas del mismo. Financiaciones
irregulares, negocios más que turbios, sobornos, tráfico de influencias,
despilfarro del dinero público en obras faraónicas e inservibles, compra de
material bélico, impagable y también inservible para los fines que se le
atribuyen, sueldos de escándalo, trato de favor desde los poderes públicos a
delincuentes convictos, desviación o paralización de la acción de la Justicia
sobre presuntos delincuentes, uso torticero de los caudales públicos en
beneficio de operaciones clientelares, etc. etc. etc. Pero la mayor de las corrupciones
estriba en la concepción que se ha ido abriendo paso como consecuencia de estos
desmanes: para una parte de la población el dinero público no es de nadie sino
de quien se atreve a dilapidarlo, robarlo o malversarlo. El escándalo mayor no
son sólo los delitos económicos en sí mismos sino también la indiferencia
generalizada, la tolerancia social, la complicidad anímica con que son
recibidos. A lo más, un chiste, una broma o un comentario jocoso.
5. Somos mayoría quienes
vivimos en una auténtica inversión de valores sociales. La economía basada en
la creación de mercancías, bienes y servicios, la laboriosidad, la ética
cívica, el rigor en los conceptos y palabras, el uso productivo del ahorro
ciudadano, el respeto al ámbito legal en la contratación, remuneración y
previsión de futuro de los asalariados, ha sido sustituido por la economía del
pelotazo, el negocio fácil, el tente mientras cobro, los contratos basura, la
segregación laboral según el sexo y la situación de embarazo en el caso de las
mujeres, la amenaza de despido como herramienta omnipresente en las relaciones
laborales, las promesas de inversiones fáciles y lucrativas que han desembocado
en estafas hechas a los ahorros de capas populares y medias; y en general toda
una amplia gama de contravalores basados en el individualismo, el consumismo y
un hedonismo cutre.
La filosofía basada en el negocio fácil, rápido y
de alta rentabilidad se ha constituido en la médula de informes y programas
económicos de la “modernidad y las altas finanzas”. Ha llegado a la Universidad
y presidido sus reformas y adaptaciones al mercado y su cuerno de la
abundancia; ha subvertido los valores de estudio, esfuerzo, tesón y dedicación
inherentes a la actividad educativa; una actividad en la que lo importante son
los gráficos, las estadísticas y el panel sobre el que se desarrollan las
mentiras que obvian situaciones familiares, profesionales de los docentes y del
sistema educativo en general. En la mentalidad media de alumnos y familias se
ha instalado el conformismo evidenciado en la pregunta ¿estudiar para
qué?
6. Somos mayoría quienes
comprobamos cada día cómo la Constitución, los textos legales y demás
documentos internacionales de obligado cumplimiento son vulnerados,
incumplidos, marginados y falsificados en su aplicación. La Política,
instrumento y ejercicio de servir a la mayoría social ha devenido (con contadas
excepciones) en una eterna campaña electoral en la que promesas, propuestas y
proyectos son olvidados con la misma ligereza, frivolidad y descaro con que
fueron hechos en los tiempos anteriores a la cita con las urnas. De ser un
campo donde hay una confrontación de programas, ideas, valores y ejercicio
consecuente del ejemplo, la Política ha devenido en la pugna por ser
protagonista en el escenario de las instituciones pero sin cambiar la obra que
se representa; es un relevo en el cuadro de actores sin que jamás cambie el
libreto. Y cuando se les interpela por este combate amañado, la respuesta es
decepcionante: son los mercados, las finanzas, la UE, la comunidad
internacional, etc. Las preguntas surgen espontáneas ¿Por qué hay elecciones
entonces? ¿Elegimos a un poder democrático o solamente a un zascandil
correveidile?
La Democracia es traicionada en nombre de ella
misma. El que todavía conste en el artículo 1.2 de la Constitución que la
soberanía nacional reside en el pueblo español es un hiriente sarcasmo. Si
tomamos como referencia el texto constitucional vigente, caeremos en la cuenta
de que vivimos un Estado de Excepción económico, social, político y ético. Ante
nosotros se está desarrollando un Golpe de Estado incruento y a cámara
lenta.
Esta situación que acabo de describir
someramente es desagradable, pero desde luego es real y como tal la siente la mayoría. Otra cosa es cómo reacciona
esa mayoría. A ella me dirijo para
manifestarle algunas de las conclusiones a las que he llegado tras haber
meditado sobre estos momentos concretos:
1. No hay fuerza política
alguna que en solitario y en el ámbito específico y único de su actividad, sea
capaz de asumir la tarea de poner fin a esta situación y además proponga una
propuesta alternativa en el marco del derecho y la Constitución. La experiencia
de los últimos años nos lo muestra. Y no la hay porque algunas ya han gobernado
en balde y otras carecen del respaldo necesario para ello.
2. No hay fuerza sindical
que sea capaz de representar a este inmenso colectivo que constituye la
mayoría.
3. No existe ningún
economista o colectivo de ellos que a palo seco y con sus ecuaciones, estadísticas
y teorías, sea capaz, desde la pizarra, de plantear una salida viable y en
positivo a este desconcierto.
4. Estas
afirmaciones las hago desde mi convicción de que las fuerzas políticas y
sindicales son necesarias, cumplen un rol, aglutinan ideologías (yo mismo
milito en el PCE e IU) pero en este momento y en virtud de un proceso histórico
que comenzó en la Transición, están ante una tarea que les desborda.
5. Las
consecuencias son obvias: sólo un Frente Cívico, una mayoría ciudadana
organizada en torno a soluciones concretas es capaz de crear la fuerza
necesaria para colocarla en la balanza del poder en contraposición a otros
poderes económicos, y sociales que siendo muy minoritarios, detentan en
exclusiva el ejercicio del Poder.
¿En que situación está la mayoría social?
La tremenda paradoja, la inquietante
contradicción consiste en comparar la gravedad de la situación y la ausencia de
sujeto social capaz de abordarla y superarla. Se necesita un soporte cívico
democrático, de valores alternativos, firme, con voluntad de acometer el
proceso de saneamiento económico, político y ético que la realidad demanda; y
sin embargo esa fuerza no existe por ahora; existe en potencia pero no en
acto.
La
mayoría no tiene más homogeneidad que su condición de dominada ayer, hoy y
si no lo remediamos, mañana también. Pero apenas hay algo más que la haga
consciente de que es mayoría y puede
ejercerla. En ella hay colectivos y personas que luchan como pueden contra esta
situación; y lo hacen desde distintos supuestos, compromisos y proyectos de
futuro. En esta mayoría viven
multitud de personas que limitan su participación cívica a cada acontecimiento
electoral y poco más allá. Pero además hay un número amplio de indiferentes a
cualquier proyecto de acción cívica y que con resignación consciente o tácita
asumen como inevitable los que les ocurre; No faltan tampoco quienes asumen con
conciencia de culpa el discurso del poder económico y político que
generalizando plantea que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.
Es la aceptación del discurso del dominante por parte del dominado. Es la
represión perfecta: la víctima hace suyos el discurso y los valores del
victimario.
En esta situación de resignación cultivada por el
poder, de carencia de futuro y de anomia generalizada me dirijo a la mayoría, en mi exclusivo nombre, desde
mi libertad y desde la convicción de que, si ahora no se lucha, nuestros hijos
y nietos no tendrán futuro, ni país, ni tampoco se tendrán a ellos mismos.
En consecuencia, hago una Convocatoria.
¿A quién?
A la ciudadanía harta de corrupción, de
injusticias, de frivolidad política, de una práctica económica basada en la
depredación del propio país, en la desertización de la industria, en la vuelta
a unas relaciones laborales del siglo XIX y sin otro proyecto que no sea
esquilmar más aún si cabe a esa mayoría.
A los militantes de fuerzas políticas y
sindicales para que, a título personal, se incorporen al proyecto que este
documento expone.
A plataformas, movimientos, colectivos y en
general a todo grupo organizado que esté dispuesto a cambiar las cosas en el
sentido de la justicia, la democracia profunda y el vivir en armonía con el
entorno social, medioambiental y cívico.
A los hombres y mujeres de la Ciencia, la Técnica,
la Economía, la Investigación, el Derecho, la Educación, la Sanidad y la
Cultura para que, en paridad con los demás, aporten sus conocimientos, sus
experiencias y su capacidad de analizar, sistematizar y exponer. Sin el saber
no hay más proyecto que la barbarie institucionalizada.
¿Para qué?
El objetivo de la convocatoria es doble:
1. Que la mayoría social,
por su propio impulso, por su propia voluntad y por su creciente toma de
conciencia devenga en un Frente Cívico que teniéndose a sí mismo como
referente, abra paso a una situación de plenos derechos económicos y políticos
junto con unas relaciones personales y sociales fundamentadas en la ética
cívica. Un Frente Cívico que tenga como protagonista al ciudadano y a la
ciudadana; es decir a las personas conscientes de que sus deberes son los
derechos de los demás y viceversa.
2. Constituir un referente de
poder ciudadano que induzca de manera creciente a los poderes públicos a
legislar y gobernar en beneficio exclusivo de la mayoría. El proceso que conduce a estos dos objetivos pudiéramos
considerarlo como un proceso constituyente de la mayoría social constituida como tal.
¿Cómo?
Permítanme, aún a riesgo de alargarme, que les
exponga un símil. Imaginen que estamos ante un gigantesco mapa de España
totalmente en blanco. Si por cada persona con voluntad de luchar o por cada
organización, colectivo o asociación de cualquier índole ponemos un alfiler en
el mapa, estaríamos ante un gigantesco acerico, pero nada más. Sería como una
yuxtaposición de yos pero sin
estructura alguna. Imaginen que con paciencia y un lápiz, vamos uniendo entre
sí a todos los alfileres clavados en el mapa. Al terminar surgirá ante nosotros
una red, un tejido, una estructura. Los yos
han dado paso al nosotros.
¿Qué tipo de cemento social, qué tipo
de propuesta qué tipo de ideario es capaz
de producir en los integrantes, dispersos y aislados de la mayoría, la asunción
del nosotros, la mayoría? La respuesta es obvia: un Programa, una propuesta concreta, un objetivo, en principio cercano
y necesario. Especifico las características que le atribuyo al mismo:
1. Concreto, inmediato,
acorde con las necesidades más perentorias y urgentes de los más desfavorecidos
de la mayoría.
2. Aplicable de inmediato como
garantía, prenda y estímulo de la alianza que se pretende.
3. Perfectamente factible,
desarrollable y legal por inspirarse en el texto constitucional vigente. Ruego
a los lectores que mediten un momento sobre los contenidos de los Títulos
Preliminar y II de la vigente Constitución. El inicio de un programa debe
insertarse en la legalidad vigente; el futuro ya irá produciendo sus
contradicciones. Por otra parte, el programa debe ser capaz de generar la
fuerza social que democráticamente lo haga cumplir.
4. Un programa en el que
cada medida, por simple que parezca, lleve en su formulación la exigencia de un
paso siguiente, de una propuesta inmediatamente posterior, que permite su
realización.
5. Un programa que por su
lógica interna hace imprescindibles los apoyos mayoritarios y la formación de
conciencia colectiva tanto para su defensa como para su implantación.
6. Elaborado colectivamente. El
autor de estas líneas tiene una amplia experiencia de cómo esto es posible si
los que más puedan aportar son conscientes de que la velocidad de un convoy es
la de su último elemento.
7. La elaboración colectiva consigue, en un determinado nivel
de su desarrollo, ir ganando en complejidad, accesibilidad, interés y
participación.
8. Que con el tiempo y/o la
coyuntura, termine siendo una Alternativa
fundamentada, pueda superar el marco actual de relaciones, equilibrios e
incluso forma de Estado.
9. Un programa que por su incidencia
en la actualidad, atraiga inmediatamente los apoyos necesarios no sólo
para su elaboración sino para una movilización ciudadana consecuente, seria,
decisiva y decisoria.
10. Si en cada localidad,
personas, colectivos y grupos se unen a los demás para elaborar conjuntamente,
convocar a la ciudadanía, movilizar, salir a la opinión pública y en general
crear una estructura reticular, la
mayoría comenzará el proceso de su toma de conciencia.
11. En todo el proceso hay
que prevenir que nos asalte el mal de
nuestros tiempos: la prisa. Este
proyecto -si quiere construirse con musculatura y solidez- debe rehuir la
tentación de cotizar permanentemente en la bolsa mediática. El arranque de los
trabajos será en muchos casos súbito y arrollador; sin embargo hay que saber
moderar el tiempo. La Política, la consolidación de proyectos sociales con peso
e influencia, no pueden ser flor de dos telediarios; el silencio y la
discreción programados ayudan a crecer. Tiempo, constancia, voluntad y
conciencia de lo que se quiere son, incluso en esta época de novedades
permanentes, la única garantía de proyectos serios.
Al final de este documento y como ponencia para iniciar los trabajos,
incorporaré una propuesta de de diez puntos que ya en otras ocasiones he
presentado.
Cuestiones de estructura
organizativa.
En estos días mi teléfono personal y las entradas al blog del
colectivo Prometeo han superado las cotas más impensables. Las personas se
ponen a mi disposición esperando quizás que se les ubique en una tarea,
responsabilidad o misión. Por realismo (en mí esa palabra nunca ha significado
claudicación) debo informar de la situación.
Yo habría podido dirigirme al PCE o a IU demandando infraestructuras,
canales organizativos y ayudas de cualquier tipo; no lo he hecho. Mi concepción
de este proyecto se basa en la total independencia de cualquier tipo de
organización. El precio a pagar por ello, como el de la Libertad o el de la
Dignidad, incluye la precariedad de medios, instrumentos y capacidades
organizativas. En los momentos en los que redacto, sólo tenemos el blog (con el
permiso de los compañeros de Prometeo), la promesa de determinados colectivos
de ponerse en marcha inmediatamente y mi voluntad de que esto avance, se
consolide y produzca un giro total en la vida española. Sin embargo, y como
propuesta, avanzo algunas ideas organizativas que mi experiencia en la
elaboración colectiva de otras épocas se han constatado como correctas,
prácticas, flexibles y muy democráticas:
1. Creo que la organización por incipiente que sea debe atenerse a una
estructura geográfica de comarcas, provincias, comunidades y Estado
español
2. Lo que articula el funcionamiento es la elaboración, discusión y
explicación del programa.
3. En cada lugar, en cada nivel o en cada área de especialización
temática el funcionamiento debe ser abierto pero centrado en la concreción de
la propuesta que se trate.
4. Todo lo demás depende del trabajo voluntario y libremente aceptado.
No tenemos más que una voluntad firme para que este horror acabe y nuestros y
nietos tengan algo en lo que enraizarse y vivir.
5. Aquí no hay prebendas, cargos, honores o distinciones, Aquí
solamente hay trabajo, ilusión y deseo de ser útiles.
6. Con el paso de los días, tal vez un mes o dos, desde la estructura
de coordinación que tengamos, informaremos de la marcha de los trabajos.
7. La elaboración de programa no es un laboratorio de ideas,
propuestas y proyectos sino también un centro de movilización para difundir,
defender y ganar adeptos al trabajo. Por supuesto que en la medida que esto
cuaje deberemos, con inteligencia, usar del poder que tengamos para influir en
la marcha de las cosas.
El Referente
Como es sabido, en Sabadell me ofrecí como referente para este
proyecto. Quiero que mis palabras queden nítidas y en consecuencia eviten
interpretaciones sesgadas y basadas en hipótesis hijas de la falta de claridad.
Un referente es aquella persona que por su proyección social o mediática puede,
en un determinado momento, simbolizar el proyecto siquiera en sus inicios. En
mi caso esa proyección ha sido consecuencia de una acción pública en el pasado
y el presente. Ya no hay más.
Si este proyecto arranca, se consolida y crece,
el referente será el proyecto mismo, otros hombres y otras mujeres. Me habré
ganado el descanso.
No seré cargo público o tendré presencia en la
vida institucional. Son tres las razones: mi edad, mi salud y la verdad de que
nunca segundas partes fueron buenas.
En esta etapa inicial seré la referencia pública
para explicar el proyecto, defenderlo, impulsarlo y trabajar en él y todo ello
a expensas de las decisiones que se tomen por el propio proyecto cuando este se
consolide y tenga órganos de coordinación. Ello me supondrá un esfuerzo y una
dedicación que en absoluto puede consistir en ir de la ceca a la meca como
espectáculo mediático para ganar audiencias o confortar egos. Actos públicos
los justos y bien dosificados. Estas son las condiciones de mi contrato. A
trabajar, organizar, luchar y consolidar la mayoría. Un abrazo fraternal.
Programa- ponencia para iniciar
los debates y la elaboración colectiva.
Nota.- El presente listado de propuestas no tiene otro objetivo
que servir de materia concreta para el inicio del debate y la elaboración a
llevar a los otros y en su momento a la opinión pública. Cuando se redactó se
tuvieron presentes las características que sobre el Programa he escrito antes.
Insisto que sólo es un material para comenzar.
1. Salario Mínimo
Interprofesional (SMI) de 1.000 euros al mes. Esta cantidad es exactamente el
72% de la media de los seis países de la UE que lo tienen más alto: Luxemburgo
(1610 euros), Irlanda (1.462 euros), Holanda (1.357 euros), Bélgica (1336
euros), Francia (1321 euros), Gran Bretaña (1.148 euros)
2. Ninguna pensión por debajo
del SMI.
3. Extensión y ampliación de la
prestación por desempleo. Todo lo anterior puede servir también para abordar
con presupuestos concretos la posibilidad de la Renta Básica.
4. Reforma Fiscal:
progresividad, persecución del fraude fiscal, la economía sumergida y los
paraísos fiscales. Revisión de la legislación sobre las Sociedades de Inversión
de Capital Variable (SICAV). Dotar de infraestructuras de todo tipo a la
Inspección de Fiscal de la Hacienda Pública.
5. Banca pública como corolario
de la nacionalización de la banca privada y las cajas de ahorros.
6. Nacionalización de los
sectores estratégicos de la economía. Ley sobre la Obsolescencia
programada.
7. Desarrollo de los contenidos de los Títulos Preliminar y VII de la Constitución.
8. Control y democratización de los canales de distribución y comercialización del sector primario de la economía a fin de evitar situaciones de oligopolio que inciden negativamente sobre los precios pagados a los productores y sobre los precios pagados por los consumidores.
9. Efectiva separación entre las iglesias y el Estado.
10. Reforma del Sistema Electoral en el sentido de implantar otro proporcional, con las CCAA como circunscripción y un colegio nacional de restos
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