viernes, 19 de abril de 2013

SALVAD ESPAÑA, SALVAD LA PAZ...


“… De pronto el automóvil se detiene: llega una enorme fila de camiones. En ellos, apretujados, hombres y hombres uniformados. Las caras brillantes al último sol de la tarde cantando. ¿En qué idioma cantan? No son españoles. ¡No son españoles! ¿De dónde vienen?      
El  chófer grita:
-          ¡Son franceses! ¡Los franceses! ¡Ya decía yo que Francia no nos podía dejar en la estacada!
Camiones y más camiones.
-          ¿Qué cantan? ¿En qué idioma cantan? En francés, sí. Pero estos otros, no. Estos en italiano. No  hay duda. ¿Pero aquellos? ¿En ruso, en alemán, en checo? ¡Y éstos en inglés!

Julián Templado –por primera vez en su vida- tiene que hacer un esfuerzo para contener sus lágrimas. Y abraza a sus compañeros de viaje, a quienes apenas conoce, hasta hacerles daño”…
    
Es un fragmento de “Campo abierto”, de Max Aub, que Ernesto Muro recuerda al re-contar la llegada de las Brigadas Internacionales a Madrid en el libro “Salvad España, salvad la paz” publicado en Logroño en 2011 por la Editorial Siníndice, y que en su primera parte cuenta con trabajos de Ernesto y de Mirta Núñez Díaz-Balart, y con la presentación de María Pilar Salas Franco. La segunda parte está dedicada a los memoriales que en el Reino Unido recuerdan a sus brigadistas. Sólo unos cuantos centenares… de memoriales, que los voluntarios se contaron por miles.

Yo vi a algunos de ellos muchos años más tarde. Debió ser en 1977 y de nuevo entraban en Madrid. Todavía vivía Dolores Ibarruri que era la anfitriona de aquella visita. Nosotros estábamos con Víctor Manuel en el escenario viendo cómo se caía el teatro cuando aquellos supervivientes de vida, guerras y muertes, entraban por la puerta. Aún había “jóvenes”, de sesenta y tantos años, peinando canas, y otros mayores. Era invierno, vestían con gabardinas, y eran altos y bajos, rubios y morenos, venían del mundo entero…Como llegaron en el 36 desde más de 50 países, de uno en uno, de cinco en cinco, a veces grupos mayores, en barcos, en trenes de mercancías, pasando a pie las fronteras. Un país, una idea, una utopía. España, libertad, fraternidad.

Ellos sabían que había que salvar a España para salvar la paz, y la libertad. Perdimos la guerra y en España nos quedamos sin paz y sin libertad. Cierto, y debieron pasar muchos años, cierto. Pero al recuperar la paz y la libertad, ellos seguían con nosotros. Algunos bajo la dura tierra que los vio pelear y después los acogió en su seno. Los otros, en aquel teatro de Madrid, o en cualquier lugar del mundo. Todos con España en el corazón.

Yo les debía un poema, Paco Marín una canción.
Este es el poema

ESPAÑA EN LOS BOLSILLOS
Vinieron con el viento
que arrancaba los muros,
llegaron con el polvo
de todos los caminos,
vivieron su pasión
con fuego, con ternura,
y escribieron la letra
de un himno por hacer...
Al irse, se llevaron
a España en los bolsillos;
algunos se quedaron
abrazados al barro
de una tierra amorosa
que los mudó en semillas
de un mundo por hacer…


Ahora la letra de la canción (es una pena no poder escucharla aquí, pero Paco nos la puede cantar en cualquier esquina)

Eran chavales,
vinieron a mi España,
en las Brigadas Internacionales,
vinieron a mi España, siendo chavales.
Por ideales,
se dejaron la vida
en las Brigadas Internacionales
se dejaron la vida por ideales
Murieron en el Ebro
y en el Jarama,
sangre de soñadores empapó España,
sementera de gloria para el mañana.
Su ejemplo de firmeza
brilla en el alba,
cuando amanece el día su esencia clama,
cojamos el testigo de la batalla,
queda batalla, mucha batalla.


Y ahora sí escuchamos una canción. Una de las que han acompañado desde siempre el recuerdo de las Brigadas. Posiblemente la más conocida, cantada por Woody Guthrie o Pete Seeger. Elijo a este último, acompañado del grupo Almanac Singers. El Valle del Jarama
(… un lugar que conocemos bien, porque muchos de los camaradas, para siempre quedaron allí…)





No hay comentarios:

Publicar un comentario