viernes, 12 de abril de 2013

UNA VEZ MÁS, SALUD Y REPÚBLICA


Es cierto que a veces es la actualidad quien nos invita a tratar en este blog los temas del momento. Incluso el mismo calendario puede pretenderlo en ocasiones. Y hasta conseguirlo, como es el caso, un año más.
En realidad el próximo día 14, en un calendario normalito, sólo aparecerá remarcado porque es domingo y quizá con el añadido de algún nombre del santoral cristiano al que todavía algunos almanaques hacen referencia. Lamberto, por ejemplo y en mi agenda.
Pero si yo y algunos otros lo tenemos señalado, es, como habrá adivinado el lector, porque es el día en que algunos, muchos ya seguramente, recordamos la proclamación republicana del 14 de abril de 1931. Por un lado, que por el otro asoma una ya larga y continua reivindicación de un sistema de gobierno republicano para el Estado Español. Una tercera República.
El principal argumento para vivir en República no tiene nada que ver con la actual deriva de la monarquía española, una sucesión de torpezas digna de aparecer en un manual anti-monárquico, y tampoco con la mayor o menor inteligencia, guapura o fealdad que podamos atribuir a sus miembros. El argumento sigue siendo el principio democrático de que un hombre tiene el mismo derecho a votar que a ser votado. Por lo tanto, ese parámetro democrático jamás lo cumplirá la monarquía. La República sí, independientemente de que todos no nos presentemos a la elección correspondiente. O de que existan filtros sociales y políticos que a veces puedan dificultarlo. Y es que, seguramente, no basta con vivir en República.

Porque sabemos que un Estado republicano por sí mismo no garantiza nada. O sea, República no es sinónimo de justicia, igualdad, libertad, democracia o fraternidad. Y así tenemos ejemplos hasta el infinito donde sistemas republicanos acogieron gobiernos dictatoriales no hace muchos años, por ejemplo en Portugal, Brasil, Chile, Argentina o Uruguay. Y muchos más.
Y tampoco son ejemplares los gobiernos de muchas de las repúblicas actuales, donde han campado por sus respetos (pocos respetos), los presidentes y gobiernos que la propia y residual esencia democrática (basada a veces únicamente en el derecho a elegirlos cada tantos años) han ido llevando y trayendo entre “republicanos” o “demócratas” en los USA, por ejemplo, o entre derechas e izquierdas, o no se sabe muy bien qué, en muchos países de nuestra Europa. Una Europa, por cierto y ahora mismo, donde el paisaje de recortes y entreguismo político y económico a la tiranía de los mercados se dibuja de la misma manera en viejas monarquías que en flagrantes repúblicas.

Digo todo esto porque no basta, aunque no deja de ser positivo, que al hablar de nuestra tercera república digamos que la queremos laica, justa, respetuosa con el medio ambiente y con el hecho regional o nacional, defensora de lo público, etc. No está mal. Grandes principios que podrían suscribir también, espero no equivocarme con alguno, todos los grupos y partidos de izquierdas o progresistas. Pero, atención, que luego en las elecciones -dentro ya de un estado republicano- se podría llevar el gato al agua la derecha conservadora, arramblando de paso con alguno de esos conceptos que antes uníamos con la querida y deseada república. De hecho, en nuestro continente de monarquías y repúblicas, lo que más abunda ahora mismo son los gobiernos de derechas.

Y eso, podría ocurrir en una España republicana. Pero antes, naturalmente y en todo caso, debiéramos ser una República. Y eso es ya una intención, un primer objetivo, una reivindicación. Que firman, de la manera que hemos contemplado como progresista o de izquierdas, las Juntas Republicanas que estos días se están formando en toda España. Y entonces, más pronto que tarde, cuando podamos andar por las grandes avenidas republicanas, seguiremos empeñando atenciones, objetivos y reivindicaciones en lo de siempre: más democracia real (que no “real”), más justicia social, y, como sigue repitiendo el eco de las grandes luchas de la humanidad, más libertad, igualdad y fraternidad.

Y para celebrarlo, una versión orquestal del Himno de la República.

Salud y República

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